Ant-Man y la Avispa

Marvel no hace malas segundas partes. No sabe. No puede. Es un poco como Disney. Disney y Pixar, desde hace ya bastantes años, no han sacado una segunda entrega si no están totalmente contentos, con lo que han creado, y tontamente seguros, de que el público va a disfrutar, igual que la primera vez. Por eso, ninguno podemos negar, que “Ant-man y la Avispa”, no es una segunda entrega, es el segundo acto, de una misma obra.

Es una película familiar y amena, que aunque no tenga una trama profunda, de esas en la que la humanidad se ve involucrada en su (clásica) extinción, te engancha con el anzuelo del humor salado, perspicaz, locuaz y divertidamente absurdo. Absurdo y tontorrón, e incluso nada original, pero que en muchísimos momentos del film, te hace soltar esa carcajada exagerada, que llevas tanto tiempo reprimiendo, por no ver algo, que merezca la pena, tu risa.

Estoy bastante seguro, que sin la aparición de la mortal e incisiva Evangeline Lilly, que interpreta a una Avispa, de lo más tenaz e inteligente, la campaña en solitario de nuestro diminuto pero matón vengador Paul Rudd, que interpreta a un simpático y agudo “Ant-Man”, hubiera sido insuficiente y un pelín repetitiva.

El director Peyton Reed nos otorga un desfile de risas y diversión sin igual para el disfrute de todos los públicos, de la mano de unos personajes atrayentes, y capaces de mantener el rostro del espectador, sonriente, a medida que tus sentimientos de agradecimiento, van en auge. La mezcla que emplea para abordar la extraordinarias e ingeniosas habilidades que emplea la Avispa para encoger y agradar objetos y su físico a placer, ha sido una maniobra inteligente y suspicaz, que solo añade más entretenimiento a una cinta de aventuras y humorismo, de lo más alegre y confortable.

Chispeante, agradable, y una de esas experiencias de Marvel, que sin duda no te puedes perder, poder disfrutarla tú mismo, en la gran pantalla.