Hereditary

Hereditary es una siniestra e indescifrable obra muestra del terror, que desde el primer segundo, nos arranca de cuajo, cualquier atisbo de felicidad y serenidad que en nuestro marchitado corazón pudiera habitar. Te corta la garganta con una tensión afilada e inteligente, que se esparce a chorros, manchando las paredes de alquitrán, de un hogar lleno de muerte y sufrimiento. Te asesina vilmente y sin escrúpulos, con un bizarro sentido de la técnica, que aunque te haga sentir incomodo, con una morbosa e inteligente forma de mostrarte los hechos, es lo que has estado deseando durante todo este tiempo.

Por fin alguien se digna a resucitar un terror tan puro e indescriptible, que te acongoja el alma. Un terror sobrecogedor, que te seca los ojos con un gélido soplido en la nuca, que te petrifica en el asiento. Un terror que llevaba muerto muchos años, y que solo lo hemos podido contemplar, disfrazado con recicladas, burdas y desdichadas cintas, que aunque a los fans como yo, que nos conformamos con quienquier cosa que pertenezca a este género, nos hacían disfrutar, pero sin llenar el hueco que este gran y olvidado mundo de tinieblas, nos ha llenado tantas veces. Gracias Ari Aster.

Y gracias sobre todo a la impecable, soberbia y magistral actuación de una irreconocible Toni Collette, que se deja llevar por su emociones, tanto, que te descuartiza con la mirada y te hace arder con su dolor.

Poderosa, sanguinaria, y una de esas películas, que si no vas a ver al cine con tus propios ojos, te arrepentirás toda la vida.