Han Solo: Una historia de Star Wars

He de admitir, que en absoluto pensaba que me lo iba a pasar tan bien, como me lo he pasado. Mis expectativas estaban más o menos en “stand by”, y si, como en cualquier film de Star Wars, esperaba disfrutar, pero quien me iba a decir, que iba a presenciar, una peli extraordinariamente divertida, emocionante y con esos toques de incertidumbre espacial, que a todos nos vuelven locos.

Claro que, mi regocijo se lo debo también, a otra sorpresa de lo más agradable y placentera, que es la interpretación del joven Alden Ehrenreich como Han Solo, que ha complacido al público más veterano (ya saldrá algún “tiquismiquis” de turno) reviviendo a un personaje guasón, temperamental y siguiendo el ejemplo del gran Harrison Ford, valiente. No voy a decir lo que ha sido ver en escena a la preciosa “Madre de dragones”, Emilia Clarke, porque siempre es un placer verla en acción.

El director Ron Howard se enfrentaba a un dilema que no cualquier persona podría combatir: entregarnos un film que cuenta los orígenes de uno de los personajes más queridos por los fans de esta inmortal saga espacial. Lo hace con brillantez, tenacidad y un gusto exquisito por la acción dosificada y bien manejada, que consigue embarcarte en una aventura de la cual tus ojos quedaran hipnotizados, girando de un lado a otra de la pantalla, a la espera de que puedas respirar y sonreír gratamente.

Con una trama predecible y no muy original (para los que ya hemos catado este bello cosmos en concreto) la nueva película de Star Wars, nos enseña que este universo aún tiene más historias que contar, y que la forma de contarlas tiene mucha importancia. Consigue convertimos en peces que han mordido un anzuelo de lo más ameno y atrayente, y que son arrastrados sin oponer esfuerzo, por una sensación de morriña y alegría, que nunca deja de estar presente.

Inolvidable, placentera, y una de esas películas, que ya seas fan o no de Star Wars, ves verla, y agradecerás haberlo hecho.