Gorrión Rojo
- alexzv955
- 7 mar 2018
- 2 Min. de lectura
Si haces algo bueno, bien. Si haces algo malo, mal. Pero, si haces algo bueno, para ti, y malo para los demás, aun peor. ¡Pero! Si haces algo que para ti es un chasco, y ves que va a ir directo a un pozo lleno de víboras y cucarachas del que nadie podrá lograrla sacar, y, misteriosamente, de lo mala que es, se convierte en un éxito mundial, y atrae a todos aquellos que quieren experimentar ese mismo desagrado que tantos han proclamado a los cuatro vientos, es algo, indescriptible.

Puede que el tráiler nos enseñe la típica película de espías, en donde la tensión revolotea como un pobre pajarillo buscando una ventana por donde huir. Pero es totalmente lo contrario a la clásica película de agentes dobles. La tensión es una mezcla entre crueldad y falsificación de la verdad, que no busca una ventana, sino la yugular del espectador, que observa atento y traumatizado, como su mente se va trastornado y exasperando, hasta que al final explota en una nube de sangre, dolor, y mentiras.
Como un hambriento gorrión que quiere alimentar a sus crías, la ferocidad y el suspense, dan caza a una dignidad hecha añicos y a una serpiente despellejada que va comiéndose poco a poco, lentamente trocitos de ella misma, llenando su estómago de incertidumbre y un apetecible y desagradable banquete sangriento, en donde el plato estrella, no será servido, hasta que tu imaginación deje de predecir actos, que nunca ocurren como esperabas.
Sin duda alguna, la filmografía del director Francis Lawrence es impecable en todos los sentidos de la palabra “perfección”, ya que tener en tu propia biblioteca películas como “Soy leyenda”, “Constantine”, “Agua para elefantes”, y las 3 últimas de “Los juegos del hambre”, es para sentirse más que satisfecho.
Pero él ha decidido seguir aumentado su exitosa lista de éxitos cinematográficos, y ofrecernos esta película de 10 sobre 5, en donde nos presenta una trama llena de oscuridad, brillantez, y matices tan descarados y maquiavélicos, que crean en tu estomago un vomito lleno de falsedad, depravación y alcohol del bueno.
Diabólicamente bien ejecutada, sería la interpretación de la sublime, de la sensual, de la extraordinaria Jennifer Lawrence, que no tuvo bastante con darnos el año pasado una actuación inconcebible en el film de Darren Aronofsky “Madre!”, que hoy ante mis ojos y ante todos los que habían en la sala, nos demuestra una vez más, que el don de la actuación es un mito, y que lo que vale ante las cámaras, es saber manipular al pobre espectador, que mira mientras mancillan su estampa, y se lo agradece.
Poderosa, inverosímil, y una de esas películas, que describe a la perfección, lo que significa la palabra “cine” en estado puro.
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