Insidious: La última llave
- alexzv955
- 14 ene 2018
- 4 Min. de lectura
¿Sabéis cuando antes se decía, que era el capítulo final de una saga, o que era la última película que harían, y esas palabras eran ciertas? No, yo tampoco me acuerdo, y creo que jamás he visto, que esa falsa profecía, se hiciera realidad. Y no es nada extraño, ya que estamos hablando del cine, una obra maestra humana, que llega a todas partes del mundo, conquistando corazones y mentes, y, en muchas ocasiones, derribando y machacando dichos corazones y mentes. Cuando vi por primera vez el terrorífico y escalofriante film de Jame Wan “Insidious”, me quede de piedra, bajo una banda sonora tétrica y de lo más macabra, que junto a una trama, que nos enseñaba, que el género del terror aun no había muerto con sus personajes, también te daba una buena tanda, de sustos, pesadillas de madrugada, y un nuevo film, que tener en tu lista de favoritos. Luego vino “Insidious: Capitulo 2”, también de la mano de James Wan, pero, que me supo muy mal decirlo en aquel entonces y aun me sabe aún peor volverlo a repetirlo; no estaba a la altura

de su gran don cinematográfico. Y hace ya más de dos años, el “supuestamente” capítulo final, que cerraría la saga por completo, sería el último, o eso pensaban los pobres necios, ¡crédulos! Que se creen todo lo que sus ojos les enseñan.
No pienso en absoluto que la larga saga de “Saw” o “Resident Evil” (sagas de lo más impresionantes que han ido perdiendo calidad por culpa de la avaricia de los que la llevaron a la gran pantalla), sean malas, por eso mismo, en absoluto, cuando vi la “decadente”, pero “entretenida” cinta de terror y chascarrillos insoportables “Insidious: Capitulo final”, pensé que todo se iba a quedar en tres películas, y a ningún guionista con un pelín de imaginación, se le iba a encender la bombilla, y presentar el guion de la cuarta entrega. Cuando vi el tráiler, mordiéndome la mano para no soltar un tortazo a la pantalla, y tener que comprar una nueva, solo me vinieron a la mente, imágenes de espanto y horror, y no positivas eran aquellas impresiones. Nos daba el mismo terror que no da miedo, a no ser que tengas cinco años, y estés solo en el cine. No me pareció un film que mereciera ir a ver al cine. Entonces, ¿Qué hago hoy aquí? Pues como siempre digo: Mi fe en el cine nunca morirá.
Esta película, es muy misteriosa. Pero no porque desprenda misterio, ya que para empezar, el misterio y el terror se lo pasa por la solapa de “les mandunguilles”. Es misteriosa, porque, por lo menos, mas mala que la anterior, no es. Eso ya es medio punto su favor, ya que podría haber sido mucho peor. El segundo misterio con el que me he encontrado, es que, sustos, los mínimos, rozando ninguno, pero ese no es el misterio. El misterio proviene, de que, aunque no acuda a ti ese subidón de adrenalina, al encontrarte con algo que te haga saltar del asiento, o al menos, te haga exclamar alguna palabrota, se disfruta. Si, lo habéis odio bien, he disfrutado viendo la película, pero no porque sea buena, simplemente, porque mi alma cinéfila adicta a los films de terror, se sacia con cualquier tontería que encuentre.
Y ahora, vayamos a por lo negativo. Para empezar, no da miedo. No da, absolutamente, en ningún momento, la sensación de estar en presencia de una película de terror. Se acerca mas a un thriller psicológico sobrenatural, que a una cinta escalofriante y aterradora. Pero bueno, eso ya nos lo esperábamos. Las bromas, los chascarrillos, y las estupideces, las dejamos para la pelis de comedia. Es un insulto, una insubordinación, y una falta de respeto, a todas aquellas películas, que intentan acorralar al espectador en una esquina, con gritos de inframundo y sombras espeluznantes, para que así, esa ansiada emoción de pavor puro y duro, se apodere de los sentimientos, del que está contemplado, tal festival de ilusiones engañosas, y cobardía por parte de nuestro incrédulo cerebro.
Por eso mismo, no puedo tolerar, que el guaperas rubiales, director de esta inofensiva y poco agraciada película de “terror”, se apunte un tanto, a su ausente y fantasmal filmografía. Adam Robitel ha intentado de buen grado (o eso esperamos) entregarnos una siniestra y “finiquitoria” historia de fantasmas, en donde, los chistes malos, absurdos e inadecuados, se juntan con una trama tan predecible, que si le ponemos un poco de imaginación, podemos adivinar el dialogo de los personajes.
Pero eso no acaba ahí, ya que la temática ausenta de originalidad, y siguiendo la clásica pauta con la que la gente se aburre y empieza a pensar en que cenara esa noche, combina extrañamente bien, con una buena actuación, por parte de todos, pero sobre todo, por parte de la experimentada y sensacional Lin Shaye, que hace que la tranquilidad de una trama demasiado sosegada, pero desprovista de intentos cutres de asustar a la gente, se vea oscurecida y eclipsada, cada vez que ella aparece en escena.
Desdichada, inadecuada, y una de esas películas, que si no tienes otra cosa que hacer, un domingo por la tarde, mejor quédate en casa, y míratela, por otros medios “legales”.
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