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Enganchados a la muerte

  • alexzv955
  • 15 nov 2017
  • 5 Min. de lectura

La películas están hechas, para llegar a lo más hondo del corazón humano, y crear ahí, una maravillosa experiencia inolvidable, que perdurara y sentirá, cada vez que recuerde esa excitante y emocionante experiencia, que hizo brillar su alma. Por desgracia, el cine y el dinero, y manzanas podridas del cesto, que solo viven para tener sus huchas llenas, han hecho que esta creación, pierde su nivel tan brillante y majestuoso, que la hizo ser, el séptimo arte. ¡Claro que no todo está perdido! ¡No os hundáis en un mar de lágrimas! Que el cine sigue más vivo que nunca, y aunque haya gente dispuesta a desbaratar la verdadera vocación de muchos cineastas y actores, siempre habrá alguien, ya sea un guionista, un director o un actor, que estará ahí, para alargar su mano, y ayudarte a que te levantes, con un film que te sorprenda, y te haga darte cuenta, que el cine, es y seguirá siendo, una de las mejores obras del ser humano.


En 1990 se estrenó en los cines mundiales una película que se convirtió en todo un clásico para este gran arte: Línea Mortal. Cautivo a millones de personas, y aterrorizo a muchas otras, de los cuales, yo no pertenezco a ese grupo. ¿Por qué? Simplemente porque me he visto cientos de películas de terror, y esta no entra en mis favoritas. Aunque más bien, no fue de “terror, terror”, fue más una mezcla entre ciencia-ficción, drama, y un thriller psicológico que te quería embobar, mostrándote como un grupo de estudiantes de medicina, demasiado curiosos para detener al gato que arañaba en su interior, decidieron demostrar, que había “algo” tras la muerte, y ese algo, les persiguió. En sí, fue todo un taquillazo, y no estoy diciendo en absoluto que fuera un bodrio, solo digo, que a mí y a mis gustos cinéfilos, no nos convencieron.


Mi opinión sobre porque no logro sacar en mí, una pequeña chispa de interés, fue que la vi “demasiado extravagante y psicodélica”. Exacto, que no dejaba claro, nada. Esta más que cristalino, que aunque emplees a los mejores guionistas, para intentar crear un mundo paralelo, en donde por primera vez, podemos vez que hay después de que muramos, no es nada fácil, pero lo que es aún más difícil, es arruinar una experiencia que podría haber sido terrorífica, que creo yo que ese era su objetivo principal, y darnos de propina, unas pastillas de LSD, para que todo nos importara bien poco, y en vez de prestar atención a lo que les estaba sucediendo a los personajes, nos ahogan con pequeñas y nada complacientes tramas, que ni asustan, y ni llaman la atención.


Pero como aquí no he venido a criticar la primera entrega, sigamos con esta secuela/remasterización/modernizada. Cuando vi por primera vez el tráiler, en absoluto pensé que se trataba de una segunda parte de Línea Mortal, me sonaba muchísimo la trama principal, en la que se basaba, pero como ya hacía años, que visualice la anterior, pues ni me acordaba. No me di cuenta que no estaba ante una película “original” (que significa que solo hay una y nunca jamás ha habido algo parecido), hasta que llegó el momento de parar el corazón, durante un minuto, dos minutos, tres minutos, cuatro minutos, y la muerte se cansa de que juguemos con ella y su mundo, y decide darnos una lección, atacándonos con nuestros pecados. Ósea, Destino Final, ya nos enseñó, que no se puede jugar con la parca, porque aunque creas que tienes el control, solo eres un pobre ingenuo, al que le cuelgan unos hilitos de los brazos.


Podría empezar diciendo que esta segunda entrega es mucho mejor que la primera, pero como lo de ir al grano no me va, voy a ir paso a paso, y deciros el “porque” es la mejor. Nunca olvidáramos, y nunca menospreciaremos, a un primera parte, sea mala, sea buena, sea impresionante, o sea una lechuga pocha que el único sentimiento que expresa es angustia. Eso se lo dejamos a los macarras de facebuk, que van al cine por primera vez en años, y ya creen que tiene un súper master en cinematografía, y tienen el suficiente derecho e información, para criticar negativa o positivamente una película, utilizando “lenguaje urbano”. Ese tipo de lenguaje que hace que los diccionarios se suiciden. Yo no soy quien para criticar la ortografía de nadie, ya que yo cometo muchas, pero no a propósito. Pero sí que soy quien, para decir bien alto, que este nuevo film, está mucho mejor estructurado, en trama, que su noventero padre. No os penséis que os vais a encontrar una súper producción, ya que eso no lo vais a poder ver. Lo que sí que vais a poder ver, es una manada incipiente y penetrante de sustos extrañamente bien elaborados, que te harán escupir ese gritito contenido, tragar saliva, y volverte a poner la chaqueta, que te habías quitado para protegerte las partes nobles.


Es un film elaborado y diseñado para jovenzuelos llenos de hormonas, y deseosos de ir con la peña del “insti”, a ver una peli de miedo, para reírse, exagerar los sustos y ligar con las “pivitas” que vengan. Pero, ¿Por qué una película debe estar destinada solo a un grupo de la sociedad? Pues no debería ser así, y no lo es. Disney en sus primeros años mágicos, sí que lanzaba películas dirigidas al público infantil, pero a lo largo de los años, ha hecho que tanto niños, como padres, como ancianos, quieran ir a ver sus películas. ¿Entonces porque he dicho que está hecha para “jonzuelos”? Porque el aroma poco intelectual y muy marcado por una sobredosis de adrenalina edulcorada, para que todo el mundo la pueda saborear, tenga la edad que tenga, la hace exactamente esencial, para ese grupo de entre 15 y 19 años.


¿Sabéis cuando me he dado cuenta, de que no se trataba de una nueva película, en un universo totalmente diferente al de su antecesora? Cuando el actor Kiefer Sutherland apareció en escena, con una melena canosa, e impartiendo clases a los alumnos de medicina en prácticas. Ahí, incluso sin haberme complacido Línea Mortal, he sentido un escalofrió de lo más agradable, y placentero, como si me alegrara de que la historia que termino hace mucho tiempo, no hubiera muerto para siempre.


Alguien la había resucitado tras estar si respirar 27 largos años, y ese alguien se llama Niels Arden Oplev, el director de esta entretenida película. Es el tercer mejor proyector de este director Danés, ya que los dos primeros pertenecen a la maravillosa y perturbadora saga Millennium, y de ahí no las mueve ni el Papa. El tercer puesto está bastante bien, y más para una película, que no estará entre las 20 mejores del año, y dudo mucho que este entre las 30. Puede que entre las 40 pero eso ya no depende de mí. Niels nos muestra con un tajante espíritu espeluznante y tenebroso, que el pasado, aunque lo dejes atrás, él no te olvida, y está ahí para recordarte el mal que hiciste a otros, hasta volverte loco, y hacerte volver al lugar, en donde decidiste jugar a ser dios.


Antes he comentado que había una manada de sustos extrañamente bien elaborados, y ahora explicara el porqué de esa extrañeza. Yo no soy de asustarme fácilmente. Es casi imposible que una película de terror o derivados, me haga saltar por los aires, y contraiga mis músculos, haciendo que un escalofrío de lo más gélido, recorra el vello de mis brazos. Pero esta vez, ha ocurrido. No me extraña que haya ocurrido cuando casi nunca ocurre, me extraña que haya ocurrido, con una película de este tipo, que yo no la clasificaría de “estupenda”, pero sí de “muy bien ejecutada”.


La actriz Ellen Page sigue haciendo sus papeles a la perfección, con una dulzura, una ternura, y una humanidad, que hace que cuasi cualquier personaje, sea estupendo para ella.


Persecutoria, pavorosa, y una de esas películas que agradeces haber ido a ver al cine, por dejarte sorprender, con unos sustos, bien colocados, en los momentos clave.




 
 
 

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