Blade Runner 2049
- alexzv955
- 9 oct 2017
- 6 Min. de lectura
Para ir empezando con sinceridad, cosa que me gusta hacer en todas mis críticas, y siempre dentro de todo el respeto que poseo, sin ninguna intención de ofender a nadie en ningún momento: Hace una semana que me vi Blade Runner, y no está entre mis preferidas. No, en absoluto es mala, ya que, una cosa es tener que admitir que una película que a ti te encanta, ha sido un churro patatero, y otra también es admitir, que una película muy buena, no ha logrado anidar ninguna sensación, de satisfacción, en tus sentimientos cinéfilos. Por eso mismo se crearon tantos géneros diversos y mezclados, para que todo el mundo estuviera contento y satisfecho, la mayoría de las ocasiones. ¿Qué porque he tardado tanto en verme esta película que es un clásico del cine de los ochenta? Pues, simplemente, porque tenía otras cosas más interesantes que ver, y bueno, una de las causas que me ha forzado a verla, es que se iba a estrenar su secuela, y no podía permitirme ir a verla, sin haber visto antes la primera; eso es un hecho irrefutable. Pero sintiéndolo mucho, y vuelvo a repetir que es una gran película, a mí no me ha convencido.

¿Entonces porque voy a ver la segunda? Porque tiene buena pinta, y aunque la primera no me haya convencido, hay que darle una oportunidad a una segunda entrega, que han tardado 35 años en estrenarla, hecho, que a mí me anima aún más a verla, ya que esas pelis (y hablo de clásicos antiguos y modernos), en los que sin pensárselo dos veces, dan luz verde a una segunda parte, tras tener una recaudación bastante decente de la primera, obligando a buscar a un guionista que con el cohete en el trasero, desarrolle pero ya, un guion, para una secuela, en menos de un año, o como mucho, en menos de 3, es por lo que la gente que conoce bien bien las entrañas del cine, le tiene miedo a las segundas partes, y las critica con razón, ya que la mayoría de las veces, nos encontramos con bodrios aburridos y reciclados que quieren hacerse pasar por algo increíble, lujoso e innovador, y así ganar más dinerito bueno, sin tener en cuenta, la repercusión que tendrá, a la dignidad y a la fama que la primera película, se ganó por derecho propio.
Claro que, si en el tráiler tan cinemático y futurístico, que nos han presentado, que nos recuerda un poquitín al de “Ghost in the cell”, cuya película ha tenido criticas inmerecidas que despotrican contra ella como si fuera un fraude y un fracaso total, cosa con la que no estoy nada de acuerdo. Pero bueno, volviendo al meollo del asunto, como ya he mencionado en otras críticas, si tienes un guion, desarrollado con inteligencia y respetando lo que hizo grande a la anterior, y sobretodo, intentando convencer a los fans de este film, que marcó una época, debes saber, que no todo el mundo va a estar de acuerdo con lo que les enseñes, incluso si en el reparto recuperas al ya veterano Harrison Ford, e incluyes al casanova Ryan Gosling, a la hermosa Ana de Armas y al fantástico Jared Leto, que vuelve a repetir como malvado, pero esta vez, con un poco menos de locura expresiva.
Vamos a empezar por lo mejor. ¿Lo mejor es lo más grande de esta película? No, ya que ella, es grandiosa, no grande. Lo más grande, de lo más grandioso, podría ser, un 30 o 35% de lo que la hacer grandioso, que en este caso, es la interpretación de los actores. Los fans de Harrison Ford ya os podéis relajar y no poneros nerviosos, al esperar ver uno de sus mejores papeles, porque no es así. Mal no lo ha hecho, ni él ni nadie, pero si juntáramos todos los minutos que aparece en escena, yo creo que solo formaríamos unos 20. Eso no quita, que no haya está bien verlo de nuevo en un personaje tan famoso en su filmografía. La verdadera estrella de este film es el espléndido Ryan Gosling, que sin hacer el papelón de su vida, te agrada tanto, que te cautiva, te intriga y te hace imposible, que las casi tres horas que dura el film (si, “casi” tres horas, lo que significa dos horas y cuarentaicinco minutos), sean de lo más llevaderas. Lo que sí que ha hecho que el tiempo pase fugaz e invisible, es la inigualable y preciosa y bellísima y sensual y…y…puf…Ana de Armas; una diosa, en el cuerpo de una humana. No, tampoco vosotros, fans de Jared Leto, disfrutareis de su presencia, ya que, si los 20 minutos de escena de Harrison Ford os parecían pocos, los 5 de Jared Leto, os parecerán un bodrio. Ser un personaje secundario no significa que tu objetivo en la película sea menor, y para demostrarlo la actriz checa Sylvia Hoeks, que con poderío y una conducta despiadada, te sobrecoge y sorprende.
Derrocar a un maestro del cine y de la ciencia-ficción, como es Ridley Scott, es una tarea que muy pocos directores se atreven a realizar, pero Denis Villeneuve, no es como todos los directores que conocemos. Es único en su especie y eso ha hecho, que un clásico del cine de los ochenta como fue “Blade Runner”, quede olvidado en el tiempo, y superado en todos los sentidos de la palabra “majestuosidad”. Vale, si, va a ver gente que va a estar en contra de que un clásico estrene una segunda parte, y mucho menos una remasterización, pero tener en cuenta, de que esto no es ningún remasterización, y que han pasado exactamente 35 años desde que su antecesora se estrenó. Yo creo, que es tiempo suficiente, para elaborar un guion de lo más ingenioso, extraordinario y apoteósico, como el que podemos presenciar aquí.
Me encanta Denis Villeneuve. Me encanta, porque sabe en que momentos es ideal, poner una banda sonara, que petrifique al espectador en el asiento, y que una suave brisa se deslice por su columna, para provocarle un escalofrió, que será el único movimiento que hará, en casi tres horas de proyección, que para nada se hacen espesas, o aburridas. No es una película para los amantes de la acción, así que, olvidaros los que os creéis que venís a ver una batalla de disparos, explosiones y muertes. Veréis esas tres cosas, pero dosificadas adecuadamente, para que no se vuelvan repetitivas y recicladas, que es lo que ocurre, con “algunos” de los films de acción de este siglo.
¿Quiere decir entonces, que se trata de un drama futurístico post-apocalíptico, en el que no veremos luchas encarnizadas, de esas que nos hacen subir la adrenalina hasta enrojecer nuestros ojos y hacer que salten de las cuencas de la presión contenida? En absoluto, ya que lo que vosotros llamáis “adrenalina”, yo lo llamo “colorantes edulcorados que parecen adrenalina”. La emoción y ese relámpago que enfurece vuestra alma y despeja vuestra mente del sueño, no solo se consigue con tiros, gritos y patadas a lo loco. También la puedes encontrar, en un beso romántico bajo la lluvia, en una acalorada discusión que mantiene la tensión en un plano protagonista, que si tuvieras un cuchillo podrías apuñalarla. Y en, por supuesto, en un paraje grisáceo y futurístico, en donde el amarillo, el azul, o el color naranja, han muerto hace tiempo, dejando una estela de decadencia, oscuridad, y humanidad, en seres creados en un laboratorio.
Es tan magnifica. Es tan bella. Es tan lúgubre y desolada, que no puedes resistirte a quedarte embobado, mientras los actores, el sonido, y una trama realizada a conciencia con sumo cuidado y respeto, te envuelven en una danza de lo más engañosa, que su única intención, es crear en ti, algo nuevo y sorprendente, a partir de algo ya visto y deleitado. Y lo consigue con un esplendor de lo más llamativo y excitante. Un esplendor tan cegador, como el cielo teñido de nubes blancas, que son imperceptibles, ya que desaparecen en un fondo lluvioso y lleno de amor. Un amor, que es creado para dar paz y felicidad, imitando lo que el verdadero amor haría en su lugar, para así mentirte, sin ninguna intención de herir tus sentimientos.
Apoteósica, majestuosa, y una de esas películas, que cuando la vas a ver al cine, agradeces tanto haberla presenciado, que tu mundo queda descolocado y hundido, si lo comparas con el de tus sueños.
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