Tu mejor amigo

Miras a los ojos a tu querido compañero canino, mientras él está recostado en tu regazo, disfrutando de un momento de caricias, en la que los dos disfrutáis por igual, y os transmitís tranquilidad y agradecimiento. Lo miras, y él te mira, y no puedes evitar, que se te forje un nudo en la garganta, y tu corazón se encoja hasta agarrotarte el pecho, al pensar, que él no vivirá para siempre. No envejeceréis juntos, sentados en un porche, viendo la vida pasar. Tú le viste nacer. Tú le diste la vida. Él te la devolvió acompañándote en cada momento de tu historia. Cuando estabas triste, el venía a secarte las lágrimas a lametazos. Cuando te enfadabas con él por orinarse dentro de casa, él se tumbaba boca arriba y con las orejas hacia atrás, disculpándose, y tú no podías hacer nada más, que resignarte, y aceptar sus disculpas con una caricia en la barriga.

Cuando tú te ibas a trabajar, él te reñía a ladridos por dejarle solo en casa e irte. Pero después se tumbaba en la entrada, esperando la llegada de su humano, para poder recibirle a ladridos, lametazos y saltos de alegría; como si en años no te hubiera visto. Cuando estabas haciendo algo en casa, y no lo estabas haciendo con él, te traía la pelota y la soltaba ante tus pies, pidiéndote por favor que jugaras un ratito. Si tú le ignorabas, el no desistía, sino que te ladraba, exigiéndote que le hicieras caso, y si no, la última alternativa, era robarte el zapato, para que le persiguieras, y así conseguir lo que quería. Un padre no debería enterrar a su hijo. No debería verle morir. Debería ser al revés, pero cuando adoptas a un animal, sabes, aunque lo escondas en lo más profundo de tu alma, que eso, no será así.

Hay muchos temas a elegir, si lo que quieres es crear algo original, con alma, que haga emocionar a todo el mundo. Puedes tocar la segunda guerra mundial, pero te encontraras con una apuesta nada creativa. Puedes tocar el tema del “bullyng”, y sería un buen momento, ya que esto en especial esta en aguje, y se está dado la importancia que merece. También podrías tocar el tema de la discapacidad mental, que es un tema bastante “tabú”, y cuando se roza aunque sea con la yema de los dedos, tienes que hacerlo con pies de plomo, o si no, podrías “ofender”, al que solo vive para ofenderse por todo lo que el mundo haga o diga, sea para bien, o sea para mal. O, como en esta ocasiona ha pasado y no lo hemos podido ver explotar hasta el límite del desespero, puedes elegir la vida de un perro, ya que un perro, es un animal inocente y el mejor amigo del hombre, pero el hombre no es su mejor amigo.

Ya en el tráiler puedes notar como un escozor de lo más extraño te va subiendo por la nariz, hasta enrojecer tus ojos, y forzarlos a humedecerse, mientras intentas contener ese cosquilleo en el estómago, que te va atravesando el corazón con delicadeza y tristeza, hasta llegar a la garanta, y quedarse ahí inmóvil, creando una barricada de sentimientos del pasado, del presente y del futuro, que solo los que hemos tenido la ocasión, de disfrutar de una vida llena de alegrías y felicidad, con nuestro amigo peludo, podremos saber, que necesitaremos una caja de pañuelos, para ver esta película, o los pobres de la limpieza, cambiaran la escoba, por la fregona.

¿Sería genial verdad? Que nuestra mascota, cuando nos dejara, no desapareciera para siempre, sino que fuera dando vueltas por el mundo, pasando de un perro a otro, sin importar su sexo o tamaño. Dejando a tras a docenas de dueños, algunos más amables, algunos más serios, otros más irresponsables, pero, que te quieren de igual manera. Y un día, pasados ya los años en ti, te toparas con un canino, que te mira a los ojos, al igual, que tu amigo perdido lo hacía. Seria genial, pero…pero nada. Al estar en un mundo libre, o eso es lo que aparenta por fuera, podemos elegir creer lo que nos plazca, y si tú crees que tu perro se reencarnara en otro canino, y volverá a ti, devolviéndote ese amor que tanto anhelabas, yo creo, con todas mis fuerzas, que esta película, aplacara toda la ira que atesoras en lo más profundo de tu corazón, y la convertirá en risas de alegría, lágrimas de tristeza, y una emoción, que mezclara ambos sentimientos, para que disfrutes, con el corazón a rebosar de felicidad y añoranza.

Está claro, que el objetivo de las comedias dramáticas, es juntar dos géneros, que de por sí, separados, pueden dar mucho juego, pero que si los juntas… ¿Qué podría pasar si juntas dos polos opuestos? Pues que se atraen. ¿Qué raro, no? ¿Cómo algo distinto casi al cien por cien, puede atraerse? Pues, no es nada fácil la explicación, y no estoy aquí para daros clases de cine, estoy aquí, para contaros lo que os hará sentir la película, y si queréis descubrirlo, no dudéis en visitarla en la gran pantalla, ya que siempre nos hace felices, comprobar que hay finales buenos, al fin y al cabo. Estamos acostumbrados a vivir la cruda realidad, y aunque el cine también esta deshaciendo el hechizo de “todo es paz y armonía y nada sale mal nunca”, hay momentos, como los que vivirás aquí, que agradecerás, ya que, si, la vida no es perfecta, pero tampoco es horrible.

El director sueco Lasse Hallström sabe muy bien que es el amor, y conoce todas sus caras. Todos los que apreciamos el cine o hemos tenido un mínimo de curiosidad por este arte, conocemos la película “Siempre a tu lado”. Todos los amantes de los romances, empeñados en hacer sufrir a nuestro corazón por todo lo que nos hace sufrir el a nosotros, también conoceremos los films “Chocolat” y “Querido Jhon”. Estos tres films, que tanto nos hicieron llorar, ya sea conteniendo las lágrimas en una lucha por no desenmascarar nuestro lado más sensible, o desahogándonos en un mar de lágrimas formando cataratas en nuestros ojos, son de la misma persona. Si, lo habéis adivinado, es Lasse Hallström.

Por eso mismo, desde que vi su nombre en el tráiler de la película (y eche un vistazo a su filmografía), sabia, que aunque no debía, se estaban formando una prematuras y confortables expectativas en una de las muchas cavernas de mi alma, haciendo que esa caverna, se convirtiera en una casa, en un hogar, en donde depositar todo mi sufrir y mi pesar, para que cuando estuviera visualizando la película, todo el mal que acongoja mi ser, saliera a flote, y fuera eliminado de mi cuerpo. Ese es el propósito de las películas como estas: Conmover, desahogar, y hacer que incluso el más hombre, sienta ese picor en la nariz, que le hace atragantarse si decide tragárselo.

Pero al igual que en la vida no todo es un campo lleno de amapolas mientras te rodea un amanecer con sus cálidos y profundos brazos, esta fantástica película, tiene su lado, llamémoslo por decirlo de alguna manera “malo”. No es que sea malo que sepas lo que va a ocurrir en cada momento, pero sí que es un poco frustrante no llevarte ninguna sorpresa. Vale, si, sabes que el perro en algún momento (en este caso, “momentos”), va a morir, pero también sabes que reaparecerá en otro perro. Eso, ya salía en el tráiler, así que…Lo que también salía en él, es una escena final, y siento haceros este, llamémoslo por decirlo de alguna manera aunque no lo sea del todo, “Spoiler”, pero debo hacerlo. La preciosa y emotiva escena final, sale un trocito de ella, el trocito más lagrimoso, en el tráiler promocional. Toma zasca. Puede que no te hayas percatado, y si no quieres “autospoilearte”, no lo veas, pero yo te he avisado. No te llevaras muchas sorpresas, pero tranquilo, vivir en primera fila, la vida de un ser tan entrañable, amigable, bondadoso, agradecido e inteligente, borrara por completo toda esa falta de asombro, y la sustituirá, por, llamémoslo, por decirlo de alguna manera, amor.

Fantástica, sensible, y una de esas películas que agradeces haber ido a ver al cine, por dejarte disfrutar en primera persona, lo que es ser un perro, y que propósito tienen en el mundo.