Cars 3

La gloria. La victoria. Miles de aplausos de gente vitoreando tu nombre, al haber contemplado algo fantástico e inigualable. Muchos se preguntan cómo conseguir eso. Como conseguir llegar a lo más alto, sin tener que caer de cabeza, cunado toques techo. Sin tener que pensar que cuando ya has tocado el techo, ya no hay nada más. Eso es totalmente falso. Una vez llegas a la cima, y contemplas todos los paso que has dado, todos tus logros que has conseguido con esfuerzo e ímpetu, y todos los corazones que has llenado de alegría y felicidad, porque no puedes romper ese techo con una maza, y descubrir, que hay mucho más por escalar, hay muchas más victorias que conseguir, y hay muchos más retos que afrontar, con la misma valentía y coraje, que tuviste la primera vez, que quemaste las ruedas en el infinito asfalto, dejando restos quemados, para que toda la gente boquiabierta, mire, se sorprenda, y siga gritando tu nombre. Se supone que cuando ya has logrado todo, ya no hay nada más que ganar, pero, tendrás que defender tu título de campeón, ¿no?

Nuevos profesionales, jóvenes estrellas con las mismas ganas de ganar, que las que tu tuviste en tu primera carrea, intentaran arrebatarte el trono, con nuevas y llamativas tecnologías, que aceleran su potencia y hacen que su victoria, no sea tan dulce, como si la ganaras sin ningún tipo de modificación. Lo nuevo no es mejor que lo antiguo. Puede que te ofrezca más cosas que lo otro, pero siempre, siempre, siempre, lo clásico, anidara en tu corazón, sin dejar que la era tecnológica, lo eche a empujones. Puede que ya no tenga tanto fuelle como antes. Puede que ya no brille como los primeros días. Incluso puede que ya no este para tantas emociones, pero te puede asegurar, con la mano en el pecho, que rendirse no está en su vocabulario, y le echara las mimas ganas ¡e incluso más! Porque no hay victoria, sin sacrificio.

Y aquí la tenemos. Una de las sagas más esperadas en el mundo de la animación, y en la del universo de Disney/Pixar. ¿Qué porque es una de las más esperadas? No tendría por qué contestarte, ya que un verdadero fan, de las películas de Disney/Pixar, jamás preguntaría tal cosa, porque el, ya es consciente, de que algo que ha marcado con pasión y entusiasmo, algo que le ha hecho vivir momentos divertidos y trepidantes, y le a conducido por parajes bellos e inimaginables, que te hacen desear lanzarte contra la pantalla, y pedir a dios que te conceda un lugar entre todos estos mágicos y majestuosos universos, que perduraran toda la eternidad, en todos los corazones de aquellos, que necesitan evadirse de su gris y cuotidiano mundo, se merece un gran lugar en la historia de tu vida. Así que no lo voy a hacer, ya que si todavía no sabes la respuesta, Disney, no es tu lugar.

Volveremos a disfrutar de las trepidantes y emocionantes aventuras sobre ruedas de nuestro rayo favorito, ese rayo que deslumbra y nos hace recordar, que seas una furgoneta con muchas plazas, o un mini descapotable, en el que solo caben 2 personas y bien apretujadas, tienes un sitio especial en donde acomodarte. Un sitio en donde poder ser y hacer todo lo que quieras. Un sitio en donde sentirte a gusto contigo mismo, haciendo oídos sordos de los comentarios de la gente. Un sitio para soñadores y vividores. Por eso mismo (por si no lo he hecho ya suficientes veces) doy mi más sincero gracias a esta gran empresa cinematográfica, que su objetivo nunca ha sido ganar dinero con sus películas (haber, que si ganan, mejor que mejor, ¿vale?), sino que su meta desde siempre fue hacer reír y disfrutar a los más pequeños y los más grandotes, y llegar a hacer una trilogía de los más jovial y amena, es un don, que solo estos chicos saben cómo manejar.

Abróchate bien fuerte el cinturón. Agarra aún más fuerte el volante. Acomódate en el asiento como si estuvieras a punto de ser eyectado hacia el cielo. Porque lo que viene, va a hacer que tus pulsaciones se aceleren a 342km/h, dando paso a una tercera entrega, de los más emocionante y tremenda. ¿Por qué siempre estoy diciendo, que Disney, es mi la empresa cinematográfica favorita? Yo no escoge a mis favoritos solo por un golpe de suerte o una sorpresa que hace estallar todos los capilares de mi piel. Mis favoritos se han ganado ese primer lugar, ese “top ten”, por una gran razón. Y Disney, al igual que su enorme aliado, Pixar, tienen muchos dones que yo he visto con mis propios ojos, y los he sentido como recorren todo mi cuerpo, haciendo surcos de emoción y eufórica, dando paso a los sobrecogedores escalofríos, que te estremecen en el asiento, sintiendo por primera vez en mucho tiempo, que tienes algo por lo que vivir, en esta vida, que creías inerte, de cualquier cosa, que te fuera a causar una alegría tan explosiva, que congela tu garganta, sin poder pronunciar ni una sola palabra.

Uno de los cientos de dones de Disney, es saber continuar las historias, es saber trazar una trama tan coherente y tan emocionante, como la primera que te engancho a la pantalla, enseñándote sentimientos inigualables. Por desgracia, muy pocas empresas cinematográficas, que yo conozca, han logrado hacer una excelente segunda parte, y una magnifica tercera. Disney piensa en sus espectadores. Piensa en que pensaremos nosotros, si pagamos por ver una cutre y desaliñada tercera entrega, que en vez de ofrecernos algo inspirador y conmovedor, que arregla algunos fallos que no convencieron de la secuela, desperdician esa oportunidad, dando algo insípido y aburrido, que la única satisfacción que sacas de ahí, es sosegar un poco tu hambrienta curiosidad, que deseaba ver, como les iba a nuestros grandes protagonistas. Y juro por lo más sagrado que exista en este mundo, que un frío y excitante rayo de asombro, me recorrió la columna, diluyéndose con fuerza y pasión, por todas las venas y arterias de mi cuerpo. Desde la cabeza a los pies. Desde el solitario y chiquitín dedo meñique del pie izquierdo, hasta el remolino de mi cabello, e sentido en todo momento, un haz de esperanza y satisfacción, única en su especie, ya que solo estos chicos, saben cómo dar con el toque ideal, para llegar a todos los corazones, de todas las personas, de todo el planeta tierra. Eso les hace únicos e inigualables.

Para único e inigualable, el director de esta frenética y llamativa película, ya que creo, que Brian Fee, jamás en toda su carrera, se había puesto a trabajar en una obra tan importante como Cars, e intentar dar a un público incrédulo, que no cree en absoluto, que una tercera entrega, pueda hacer caer lagrimas a los más acérrimos del mundo Disney, es una tarea que yo describiría como imposible. Incluso, sabiendo que no me iba a decepcionar (ya que ninguna película en la que salga una estrella brillando en el firmamento, y luego un esplendoroso castillo con un tren y un paisaje idílico a sus pies, puede hacerlo) me he llevado una grata y extraordinaria sorpresa, al volver a descubrir (ya que es habitual en estos casos) que podían darme algo, de lo que sacar provecho, durante años.

Un remolino de tristeza y añoranza te agarrotara el corazón, viendo como nuestro querido Rayo Mcqueen, está siendo avasallado y sustituido, por lo que se supone que es la nueva era automovilística, la era del cambio, una mejor que ninguna, solo porque son más rápidos, más futurísticos, y con más lucecitas. Pero al sacar todo eso a la luz, olvidan y destruyen todo por lo que años atrás, cientos de corredores profesionales, salían a la pista, para luchar por ser los mejores, sin dejar atrás a sus compañeros de batalla. Puede que lo nuevo tenga que llegar, y que lo viejo tenga que pasar a ser historia, pero no olvides, que ahora eres joven, pero el tiempo pasa para todos, y cuando tu reloj te indique que ya se te acabo la gasolina, tú serás lo viejo, y lo nuevo, también intentara destronarte. Tú decides cuando dejas de correr. Tú decides cuando ganar las carreras desde la pista o desde el trono de dirección. Tú decides cuando rendirte, y nadie más que tú, sabe cuándo ha llegado ese momento. Así que no dejes que te remplacen, sin luchar por lo que una vez fue tuyo, ya que puede volver a serlo.

Fabulosa, trepidante, y una de esas películas que agradeces haber ido a ver al cine, por darle gasolina, a una saga que aún tenía que dar mucha más guerra.