Dejame Salir

Se te acongoja la garganta. La cuerdas vocales quedan paralizadas, por una brisa tenebrosa y escalofriante, que congela todos los capilares de tu piel, e inerte, pero móvil y ágil, como una cobra que se desliza por tu columna, te deja inmóvil en el sitio, y no te deja pronunciar ni una sola palabra, ni de auxilio, ni de arrepentimiento por lo que pudiste haber hecho o sido. El miedo es algo tan efímero como el amor, y es igual de potente, si se dosifica en grandes y exactas cantidades, al mismo tiempo que va a acompañado de una sorpresa inesperable que te hace saltar del asiento, dilata tus pupilas, y sin tu darte cuenta, tus pulmones inspiran un largo trago de aire, creyendo que va a ser el último.

Yo creo, con total exactitud y sinceridad, que Universal Estudios, es la empresa cinematográfica, más grande del planeta tierra. Estrena al mes, por lo menos 5 o 6 películas, de las cueles, 4 pertenecen a las 12 películas que puedes encontrar en cartelera. ¿Eso significa, que las 5 o 6 películas que estrena cada mes, son espectacularmente buenas? No. ¿Eso significa, que todas son experimentos desastrosos? No. Entonces ¿eso significa que cada mes, estrena, de las 5 o 6 películas, una, que sobresale de las demás, y que llega a ser un taquillazo? No, y sí. Siempre he dicho que la mayor empresa cinematográfica, para mí, es Disney, ya que hace películas con el corazón, para todos los públicos, y que piensan detenidamente en el proyecto que tiene entre manos, algo, que Universal no hace en absoluto. De nuevo volvemos a las preguntas: ¿Entonces Universal solo sabe lanzar una monada al aire, apostando por un proyecto que más o menos va a devolverles lo que han invertido, aunque ese proyecto no llegue a ser un magnifico film? “Ahí las dao”. Y la última pregunta: ¿Es este un desastroso film, del se ha hecho mucha propaganda, y al final no a cumplido sus expectativas? No, en absoluto, cumple sus expectativas con increíble inteligencia y brillantez.

Esto, este film, no es un film de terror. Es un thriller psicológico. No os voy a dar una clase teórica sobra la diferencia entre terror y thriller psicológico, ya que ni soy profesor, ni soy apto para dárosla. Pero sí que os lo voy a explicar, lo más breve posible, dentro de mi experiencia curtida en los más macabros y destructivos films de estos dos grandes géneros. El terror, es una sensación muy parecida a la del thriller psicológico, la diferencia entre ambos, es que el terror, consigue aterrorizar al espectador, con sangre, gente muriendo sin sentido y una pizca de previsibilidad. El thriller psicológico, lo que lo hace más poderoso que el terror, es que asusta al espectador, desde dentro, no desde fuera. Se cuela en su mente, con imágenes impactantes e ilegibles, demoliendo su conciencia, hasta el punto de controlar su respiración, no dejándole ver, ese final tan esperado, que mantiene la mirada fija del asistente en las cintas de terror.

Es una película, que da lo que promete en todos sus carteles promocionales y terroríficos trailers. Da lo que promete, y más, y eso es de agradecer, ya que por desgracia, casi todas las películas, y no estoy hablando solo de este tipo de género, te enseñan algo espectacular, algo que te mantiene atento a la pantalla, para seguir viendo más, mas, más y se termina el video. Entonces algo nace en tú interior, algo que te repite una y otra vez, que cuando se estrene esa película, tienes que ir a verla, sí o sí. Por eso le doy mi voto de aprobación, ¿pero solo por eso? ¡No! ¡Diablos! ¡No! ¡En absoluto! Todo lo que rodea a este incansable film, es inteligente, piensa por sí mismo desde el primer momento que, después de llegar a ese desconocido lugar, y empatizar con el protagonista, al encontrarse fuera de su hogar, descolocado y confundido, por lo que sus ojos están viendo, y por lo que tu mente esta empezando a imaginar que ocurrirá. En los primero 15 minutos, (no creo que mas) todo es calma y tranquilidad, parece que estás viendo una versión moderna de “Adivina quién viene a cenar esta noche”. Pero no, algo turbio te recorre la espalda. Una extraña y poderosa sensación, que te condena a seguir observado, cada paso que nuestro pobre y perdido protagonista da hacia su inminente muerte. Algo no huele bien en esa casa, y lo sabes desde el principio, porque algunas personas, estamos dotadas con el don de la intuición, que viene siempre acompañada, por la impenetrable sensación de miedo, que te hace sospechar de todos y cada uno de los presentes, que con supuestas miradas amables, y sonrisas llenas de una demasiada “cariñosidad”, se afilan las garras, y te saborean desde lejos, hasta que estés empaquetado y servido, para abrirte la cabeza por la mitad, y saborear el dulce néctar del llanto interno.

Supongamos una cosa, y que quede claro que lo hago para que veáis, que si quitamos una pieza, una pieza clave en el film, de este rompecabezas, la película entera se viene abajo, como un castillo de naipes, que se destruye por un bufido: Si en vez de ser un chico de color, el protagonista fuera una persona blanca, ¿tendría el mismo efecto, el mismo misterio, y la misma morbosidad? No, en absoluto, la película perdería su “gracia”. Y es que es cierto, nadie me lo va a negar. Un chico blanco con una novia blanca, van a casa de unos padres, “supuestamente” muy “enrollados”, en donde los criados blancos están un poco raros, como idos, y después conocen a más gente blanca, que alaba a los de color blanco, y después se descubre que todo el mundo allí está loco, y solo quieren hipnotizar al nuevo novio que ha traído su hija, para tenerlo de criado. En mi opinión, la peli, mala no seria, pero…no, no sería lo mismo.

Creo fervientemente, que es el único y mejor film que el director Jordan Peele ha hecho en toda su carrera como director, ya que si echamos la mirada atrás, y miramos su filmografía, pues bueno, no es que sean taquillazos de esos que te dejan boquiabiertos, y que al final de la proyección, te tienes que levantar para aplaudir. Creo que ni tan siquiera son buenas películas. Y siento ser tan cruel, pero dentro de mi crueldad, se puede ver, que me refiero a que ha logrado crear algo tan bueno, después de pifiarla tantas veces, que da sentido a la frase de “nunca rendirse, nunca abandonar”.

Jordan Peele, ha sabido llegar hasta lo más profundo del subconsciente del espectador, y depositar ahí la semilla de la desesperación y el suspense, creando en él, piel de gallina, pupilas dilatadas, y pulsaciones que rozan la taquicardia. Si, ahora que lo pienso, puede que exagere un poco, ya que, tremenda, tremenda, hasta el punto de dejar petrificado el corazón, no lo es. Tiene sus fallitos, y digo fallitos para no cabrearme, y gritarle a la cara, a todo aquel que es tan tonto, de colocar escenas de risa, de comedia edulcorada, en una cinta de thriller psicológico. Lo único que consigues haciendo eso, es que la mente del público, que se suponía que estaba capturada entre tus zarpas de intriga y tensión, se evapore como la nieve en agosto. Por lo demás, no tengo ninguna otra queja, ya que me ha dejado con la mandíbula desencajada en muchas ocasiones (a merced de mosquitos en busca de un refugio), a causa de su perspicaz y astuta forma de controlar mis pensamientos, encerarlos en un bote de cristal, y cerrar la tapa, para que contemple, que lo que me esperaba, esta sucediendo, pero viene con un amiguito que no suele llevar de la mano: la sorpresa.

El actor Daniel Kaluuya ha estado espectacular en su actuación de un chico de color, atrapado y rodeado por una docena de personas blancas, que le miran como si le estuvieran despedazando cachito a cachito. Me han entrado ganas, en innumerables ocasiones, de lanzarme a la pantalla, y gritarle bien fuerte: ¡Pero qué haces! ¡Lárgate de ahí! ¿¡Es que no ves que algo no encaja!? Y esos impulsos se han debido a que su rostro profetizaba algo muy malo, que estaba a punto de suceder.

Inteligente, mordaz, y una de esas películas que agradeces haber ido a ver al cine, por su macabra y fabulosa forma, de dejarte atónito y descolocado, ante unos acontecimientos de infarto.