Life
- 9 abr 2017
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La vida es bella. La vida es magnífica. La vida es un don que cada día que nos deportamos, y ocurre algo malo en ella, nos ponemos a gritar como locos, porque nuestro café esta frio como un tempano, o nos hemos manchado nuestra corbata favorita de mermelada de arándanos, o hemos perdido el autobús, y aun quedan 15min para que llegue el próximo. Es que acaso, ¿es tan difícil de entender, de que ya el simple hecho de poder respirar, de poder sentir el latir de nuestro corazón cuando nos levantamos por la mañana, y ni el sol ni la luna han hecho el relevo, y el frio matutino te acaricia con delicadeza las mejillas, para invitarte a pasear con, al son de los cantos de los pájaros, es un hecho tan grato e increíble, al que deberíamos dar las gracias, a un ser superior, que controla todo y a todos?. No, no os estoy hablando de dios. Estoy hablando de la madre de todos, de la madre del agua, de la madre del aire y la tierra, de la madre que creó todo que ahora estas pisando, y la madre que te dio el don de vivir, y tu ni tan siquiera se lo has agradecido. La madre naturaleza, en todo su esplendor y sabiduría, ha creado miles de especies a lo largo de la historia de la tierra, y la madre naturaleza no solo reina en este mundo, sino que su poder se expande por las infinitas galaxias que conocemos y que aún desconocemos. Cualquier vida, que tenga el regalo de vivir, merece ser respetada, merece ser alabada, merece ser cuidada, aunque sea un bicho horrendo y trasparente, que intente matarte a ti y a tus compañeros de

nave, rodeándote con su flexible cuerpo transparente de blandiblue, y rompiéndote uno a uno todos los huesos de tu espinado cuerpo, hasta poder llegar a tu planeta, y ahí colonizarlo para desatar el caos y la destrucción, con horrendas y espeluznantes muertes.
Tranquilos, no os he contado el final de la película (yo jamás haría algo así), lo que os he dicho es un breve intro, para amoldaros el terreno, y que sepáis de que va a ir la cosa. La cosa va a ir de un pequeño pero matón bicharraco, que se escapa en una nave espacial, e intenta matar uno a uno a los protagonistas de esta tensa y claustrofóbica película. Lo primero que me vino a la cabeza al empezar a ver el tráiler, es que me toparía con una especie de documental, que explica que sí que hay vida fuera de nuestro mundo, pero tras visualizar un par de segundos más, no era exactamente un documental. Se trataba de una película que de ciencia ficción, que junto al género del terror espacial, (que por suerte no ha explotado hasta el punto de convertirlo en un género reciclado y pastoso) se convertía en un filme de encierro, en el que no iba a ver muchas muertas (ya que son pocos los pasajeros de esta nave) pero sí que se intuía un miedo y una rigidez en tus músculos, que solo Ridley Scott con “Alien: el octavo pasajero” y Paul W. S. Anderson con “Horizonte final”, han logrado conseguir, con tanto esplendor, que los pelos de tus brazos se convertían en lanzas afiladas y cobardes.
Desde un principio, notas que se respira un ambiente de desesperación y angustia, por algo que aún no ha ocurrido, pero que está a punto de caer sobre ellos. Puede que durante los primeros quince minutos, pienses que se va a tratar de una película de amor espacial, en la que puede que haya algún que otro “sustitito”. Pero estas primeras escenas, en donde todo es paz, armonía y victoria al encontrar por fin la deseada respuesta que ha vuelto locos a miles de personas en el plantea, al descubrir que sí que hay vida fuera de nuestro planeta, solo son preliminares, que van amoldando poco a poco tu sensación de serenidad, y falsa tranquilidad, para quitártela de golpe y sin avisar, con un estruendo y escalofriante revés, que hace que tus huesos vibren como el telar de una araña. Notas que te ahogas, y eso es exactamente lo que debes sentir. Notas soledad y angustia por doquier, y ese es exactamente el sentimiento que debes sentir, ya que aunque asomándote por una de las cristaleras, puedas observar con magnificencia, todo el esplendor de tu ansiado hogar, no puedes reprimir una sensación de tristeza y terror, por saber que jamás podrás volverlo a pisar, ni a contemplarlo desde su interior.
Creo que es la mejor película que he visto, de este director danés, ya que nunca antes Daniel Espinosa, había sobrecogido a tantos corazones, en un espacio igual de pequeño, que el de nuestros desgraciados personajes. Espinosa ha querido tirar por lo seguro, y no arriesgarse a hacer una peli de ciencia ficción, en donde explosiones y cientos de extraterrestres, invaden la tierra, con el único objetivo de que la raza humana desaparezca. Lo que ha hecho, que en mi opinión ha sido lo mejor que ha podido hacer, es crear una guerra entre humanos y extraterrestre (en singular, ya que solo aparece uno) pero en un espacio tan reducido, que no se sepa quién es el ratón y quien el gato, que no se sepa quién va a ser el siguiente en morir entre sus larguiruchos y asfixiantes tentáculos, y que no se sepa por donde va a venir la muerte. Y es un toque que me encanta, ya que, en un espacio abierto, más o menos puedes intuir por donde te van a atacar, y contrarrestar el ataque, pero en una nave espacial, en donde la gravedad es cero, y una fisura en el casco podría hacer que tu cabeza explotaran en mil pedazos, la tensión, crece y aumenta aún más, si la mezclas con excelentes escenas, que te contraigan el pecho, y te hagan temblar en el asiento, pero no de miedo, sino de la congoja que te aflige por dentro, como un hormigueo que recorre tu cuerpo, y te hace buscar la postura idónea, para que el susto que está claramente por venir, no te haga gritar con voz aguda.
Ya puedes irte preparando, viajero amateur en estos films, en donde su acción se centre fuera de las murallas que te protegen en tu cómoda y segura tierra, porque estas a punto de enterarte, y por desgracia para ti, de una manera espantosa, que allí afuera, en donde se encuentran las estrellas, y la luna y el sol comparten el cielo, habitan seres que te van a paralizar en el asiento, esperando la terrible y segura aparición de un engendro espacial, que no viene en son de paz. Te aseguro que no te vas a aburrir con esta película. No podrás, básicamente, porque ella misma, no te va a permitir, que tu mente vague por la selva de tu memoria, en busca de algo que llame más tu atención, o algo que te haga reconcomerte por dentro, por no estar seguro, si apagaste o no la calefacción.
Es un film trepidante, y te voy a decir sin pelos en la lengua porque: Es trepidante porque la acción continua y sin frenos, te atropella con excelencia, y no te deja respirar o pensar cual será el siguiente desastre que ocurrirá. Es trepidante porque el mero hecho de estar presenciando una película, en donde sus protagonistas están encerrados en una nave espacial, incomunicados, y con un bicho hambriento y furioso que los persigue para triturarlos entre sus apéndices mortales, es la esencia que crea la claustrofobia, que arremete contra tus sentidos, y descoloca a tu mente y corazón, que te piden a gritos con masoquismo, más de lo mismo. Es trepidante porque gracias a dios, o quien quiera que controle los gustos de explotación de Hollywood, es algo que por suerte no se ha visto muy a menudo en la gran pantalla, y haciendo que así, los espectadores más acérrimos al cine, no hayamos podido acostumbrarnos, a tanto terror galáctico.
Podría decir que Ryan Reynolds ha hecho una actuación sublime, y no mentiría al decirlo, pero hoy, por desgracia, no es su turno para brillar como mejor actor. Este premio sí que se lo lleva con gran placer y maestría, el actor Jake Gyllenhaal, que al parecer le ha cogido el gusto por hacer buenas y excelente películas, y espero deberás, que siga con este ritmo, porque nos está sorprendiendo y agradando a todos por igual. La actriz Rebecca Ferguson también se lleva mis agradecimientos por ser una ejemplar y estupenda co-protagonista, en donde sus instintos de supervivencia, mandaran sobre su apariencia firme y decidida a salir con vida de allí.
Magnifica, sobrecogedora, y una de esas película que agradeces haber ido a ver al cine, por conseguir que durante toda su proyección, te agarre del cuello una sensación de terrible claustrofobia.
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