El guardián invisible
- alexzv955
- 11 mar 2017
- 5 Min. de lectura
Todo tiene su porque, todo tiene una explicación. Ya sea una explicación concreta o más o menos aproximada, todo tiene una respuesta. Ya sea una respuesta lógica o confusa, la tiene. Los secretos, muchas veces, no tienen ni explicación ni respuesta. Hay secretos que se crean por el bien de nosotros mismos, otros, solo están para encubrir hechos terroríficos, que no queremos que nadie descubra. El cerebro del ser humano es muy complejo. Complejo y adictivo, siempre quiere saber el todo de todo, siempre quiere descubrir la verdad que se esconde bajo las piedras, siempre quiere sentir el sabor del conocimiento en la boca del paladar, pero en ocasiones, hay cosas, que no debemos descubrir, secretos, incógnitas, misterios, que son misterios por algo, no por casualidad, sino porque deben serlo.

Buscando nos adentramos en la parte más oscura del bosque, bajo el sauce más antiguo de la arboleda, junto al ruido que provoca el agua que desciende de la montaña con soltura, dirigida por el rio hasta una laguna negra, allí, es donde encontramos la muerte, una muerte, que no viene inocente y libre de pecados, sino que está allí, para advertimos, para amenazarnos, de que salgamos de este horrible lugar, en menos de lo que una hoja otoñal, cae al suelo repleto de otras muchas. Lo intentamos, de verdad que lo intentamos, pero la palabra adicción, no es solo una palabra que pueden encontrarse en un diccionario, es un imán que nos magnetiza, y nos comprime el corazón, hasta que ni el sudor ni la falta de sueño nos detiene, nos bloque, para ir en busca de lo que provoca nuestra desesperación, eso, que cuando lo descubrimos, lo vemos, lo tocamos, nos hace sentir una satisfacción suprema, que ningún orgasmo, ni ningún amor, puede imitar. Sabemos perfectamente que el final no será bueno, pero nosotros nos lanzamos hacia él, como si nos tiráramos de cabeza a una piscina medio llena, y que el destino decidiese, si conseguimos salir a la superficie sanos y salvos, o flotando envueltos en un aura rojiza. La verdad, duele más, que la angustia que te produce el no saber cual es.
Desgraciadamente, no he tenido la oportunidad de leerme el tan hablado libro de Dolores redondo, el cual han basado esta película, que tan buena pinta tenía desde su primera visualización en el cine, hasta su completa llegada a mi persona. No me he leído el libro, no porque no hubiera tiempo, simplemente, y lo digo con sinceridad, ha sido porque no me ha llamado la atención, y tenía en mis manos, otros ejemplares literarios, que si cumplían los requisitos básicos, para que me sentara, y los leyera con ganas y suma atención. En absoluto estoy menospreciando este gran libro, ya que si una película sacada de un libro, logra sorprenderme con tanta tensión y claustrofobia, el libro ni me imagino lo que les hará a mis pobres emociones. Pero al igual que me pasaba con los de “Harry Potter”, ni un solo libro pasó por mi estantería, pero absolutamente todas películas, ahí se encuentran expuestas.
¿Alguna vez has sentido la sensación, de no estar en ninguna aparte? De estar perdido, de estar en un lugar que no es el tuyo, pero estas obligado a quedarte allí, mientras la vida pasa, pero ante ti, no en ti. Esta película, te hará sentir esa sensación. ¿Alguna vez has sentido tanto miedo, que tu cuerpo se ha paralizado, tus manos han temblado, y tus pupilas ensanchado? Esa sensación de un miedo a morir, que tu cuerpo no puede hacer nada, solo decidir, que quieto, puede que salgas ileso. Pues esta película, te hará sentir esa sensación. ¿Alguna vez has sentido esa opresión en el pecho, como si diez bloques de hormigón, se posaran sobre tus costillas, y estrujaran tu corazón, no dejándole latir con soltura, sino con desesperación? Pues esta película, te hará sentir esa sensación. Podría decirse, que esta película, te hará sentir muchas sensaciones, pero, siento deciros, o no, depende de si hay algún cinéfilo empedernido, adicto a los dramas de llorar hasta que no te queden más lagrimas que derramar, esta película, solo tiene sentimientos amargos, sentimientos de tristeza, sentimientos de compasión, sentimientos tan grises y húmedos, como el paraje en donde se desenvuelve con salvaje misterio, este tremendo film.
Lo que también podría decirse, y acertaría de pleno al insinuarlo, es que el director Fernando González Molina, nada experto en temas tan melancólicos y degradados como estos, quería que desde un principio, la desdicha y la muerte, no fueran los protagonistas principales, sino las cientos y cientos y cientos de gotas que caen con furia desde el cielo, convirtiéndose, tiñendo de exasperación un entorno, que ya de por sí, tiene mucho de exasperante. La lluvia camufla las lágrimas que se desprenden de los rostros desfallecidos de los fallecidos en circunstancias, que a un hombre insensible, le provocarían una sucesión de escalofríos, que acongojarían su alma, y empequeñecerían a un más al ser humano. Consigue sobre todo, que estemos atentos a la pantalla, minuto a minuto, sin dejar de observar tanta falta de esperanza y tantas ganas de encontrar al verdadero culpable, que ha causado tanto dolor, en un bosque, que lleno de incertidumbre, y seres invisibles, que están allí, para proteger el valle, de los demonios que intentan corromperlo.
Tiene una impactante motivación sobre el público. Y si, impacta y vuelve del revés nuestras carnes, para demostrarnos que solo somos sacos pútridos de huesos oxidados, que no comprenden entre el bien y el mal, y que una sola gota de terror juntada con una equivocación, puede convertir a un hombre honrado, en un asesino sin ningún escrúpulo. Pero, ¿el asesino se hace, o nace? Que pregunta más insólita y debatible, ya que, lo que nos intenta decir, es que puede que una persona nazca ya, con predisposición a matar, y puede que, por causa de un acontecimiento, que desbarata tu existencia, y vuelve loca su conciencia, deja de lado su parte más terrenal, y saca la bestia que en todos anida. Y cuando la bestia sale a la luz, y le gusta lo que ve, le gusta el sabor de la sangre, el último suspiro, la mirada incrustada en la suya, y la vida que se esfuma ante sus manos, la bestia jamás vuelve a ser encerrada, ya que ya no hay bestia y persona, sino solo un monstruo, con un apetito voraz por matar.
Desprende una tensión que te ahoga, que no te deja respirar, que no te deja escapar de aquel lugar, ya que no puedes irte sin descubrir la verdad. Quieres dejarlo todo, y poder seguir viviendo, pero no te dejan, los cuerpos de esas niñas no te dejan, te despiertan de madrugada, con sus últimos gritos de angustia y terror, y esa angustia y terror, será la que durante toda la trama, toda esta excelente trama, te agarre con fuerza, decidida a embarcarte en una historia llena de gente que parece ser alguien, quien en realidad no es.
No voy a negar, que la actuación de esta pedazo actriz que es Marta Etura, ha sido sublime, porque seria, aparte de menospreciar una interpretación que congela tu estampa y hace desvanecer tu idea de un final feliz, también sería una mentira como una casa. Esta actriz, nos ha trasmitido miedo, nos a trasmitido una realidad espantosa y afligida, nos ha trasmitido que la esperanza es la ultimo que se pierde, cuando aún la posees, y nos ha trasmitido una lucha y una fuerza y una determinación, que aunque sabes, que ya no vas a poder salvar a esas pobres almas condenadas a vagar por las esquelas de los periódicos, puedes tener por seguro, que el final llegara, y dentro de él, se encontrara el culpable, que pagara por sus actos.
Estremecedora, contenida, y una de esa películas que agradeces haber ido a ver al cine, por su contenido claustrofóbico y lleno de una realidad, falta de tacto.
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