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Batman, la Lego pelicula

  • alexzv955
  • 15 feb 2017
  • 5 Min. de lectura

Hay muchos tipos de héroes. Hay héroes con súper poderes, que la vida les ha otorgado por arte de un incidente que cambio su forma de ver el mundo, y que gracias a ese don, pueden ayudar al mundo, o destruirlo. Hay héroes que se tapan la cara, para no desvelar su verdadera identidad, y ponerse en peligro a él, y a los que le aman. Hay héroes pequeños, héroes grandes, héroes que utilizan sus habilidades para luchar contra el mal. Pero Batman, Batman es un héroe, y a la vez no lo es. Es un ser oscuro y atormentado, al que vida no le ha sido justa, exceptuando sus miles de millones de barracones llenos a rebosar de riquezas incalculables. En ese sentido, el “pobrecico” no lo ha tenido muy difícil en convertirse en un guerreo de la oscuridad, que combate en el bando del bien. Y también tiene un pedazo cochazo, “que pa que”. Y un traje negro musculado que le hace inmune a toda clase de golpes o caídas. Y una Batcueva para refugiarse y planear su próximo ataque, con un mayordomo que cumple todas sus exigencias. Y una mansión enormemente impresionante, en donde podría acoger a un pueblo de mil habitantes, y que cada uno tuviera su propia habitación. Pero detrás de tanta fortuna (pero una fortuna de las grandes, de esas estilo Tio Gilito) se esconde un corazón roto y desalado por la soledad y la falta de amor…


Nunca antes habíamos visto a nuestro superhéroe enmascarado, protector de la ciudad de Ghotam, con tanto descaro y ganas de fiesta, como en esta divertida y tronchante película, hemos podido presenciar presenciar. El universo de Lego, es tan grande, como el universo de Marvel o Disney, ¿y eso porque? Porque Lego, aparte de ser y haber sido un grande divertimiento para niños y mayores en muchísimos años, también acoge todas la películas que ambos mundos, y más, han aportado al grandioso y magnifico, y supremo e incansable cosmos del cine. Y gracias a que Lego es muy acaparador, pudimos disfrutar hace 3 años, de la encantadora y ocurrente película de Lego, que nos sumergía en la idea, de que nuestra imaginación y don de la creación, no deben ser reprimidas o controladas por la monotonía y las normas, sino que debían echar a volar, como una vigorosa y fuerte águila, hecha el vuelo, y surca las montañas en busca de un presa que desgarrar, y regurgitarla en la boca de sus crías; Qué bonito párrafo me ha quedado. Pero no, eso no es lo que veremos en esta segunda y nueva entrega de Lego, en la que la compañía Warner Bros, al ver la caña y gracia sosa que sobresalía del personaje de Batman, decidió dar luz verde a esta idea, y dejarnos ver una nueva y descontrolada historia del caballero oscuro, en donde lo veremos delante y fuera de los focos; su vida cuando se quita el traje; su apariencia cuando se convierte en Bruce Wayne. No, es broma, en toda la película, Bruce Wayne solo aparece unos 10min. La película se llama “Batman, la lego película”, no “Bruce Wayne, la Lego película”.


Tronchante en todos los sentidos, sería la descripción más precisa, para definir, esta fantástica aventura, en la que Batman, y sus amigos, se embarcan en…huy, perdonar, he puesto que Batman, el héroe de la noche que vive en su gran mansión, con la única compañía de sus máquinas y sus trajes, tiene “amigos”. Me disculpo ante tal equivocación. Lo que quería decir es que en este nuevo film del paraíso de Lego, en el que Batman es el primer y único protagonista de esta trepidante y aventurera aventura a piezas, veremos a un hombre murciélago de lo más egoísta, ególatra, orgulloso, acaparador, creído, petulante, narcisista, y con unos bíceps y tríceps de envidia; ahí, sí que no se equivoca. Pero bajo toda esa maraña de egocentrismo, se oculta un miedo a formar una familia, de querer a alguien, de llegar a amar tanto a una persona, que si le pasara cualquier cosa, no podría soportar su pérdida. Y ahí entra en juego nuestro simpático y fiel compañero de viaje, Robin, que con su mona mirada, sus impresionantes habilidades en el arte del combate, y su inquebrantable confianza en su padre adoptivo, combatirá junto a Batman, al Joker y sus terribles secuaces, para salvar, una vez más, la ciudad de Gotham, pero esta vez, con más gracia y salero que nunca. Es una película con chisten malos, una película con “paridas” de las gordas, y es una película tan alucinantemente entretenida y cachonda, que no podrás reprimir esa escurridiza risotada, cuando se te presenta en una sucesión interminable de frases simples y sin sentido, con las que tu cabeza no sabrá reaccionar de otra forma, que no sea con una alegre carcajada, llena de regocijo.


El director Chris McKay, principiante en el mundo de la animación, jamás había emprendido tal desafío, como hacer una segunda parte, de una gran primera parte, y hacerla igual (por no pecar y decir mejor) de buena que su antecesora. Sí que es verdad, que las herramientas y los utensilios necesarios, para conseguir realizar tal férreo trabajo, los tenía a su alcance, pero una cosa es saber para qué sirven dichas herramientas, y otra cosa muy distinta, es saber utilizarlas. ¡Y diantres! ¡Vaya que sí que sabe empuñar la espada de la comedia animada! No muchos directores de cine, saben combinar risa animada con estereotipos para adultos y menores, sin caer en el pozo de lo infantil, ya que desgraciadamente, después de tantos años de películas de dibujos animados, que han hecho partirse de risa y disfrutar por igual, a niños de siete años y a cincuentones, sigue pensándose (por gente ignorante en la materia), que dibujos es igual a “pedo, caca, culo, pis”; Disney, nos ha enseñado que eso no es así. Pero hoy no hablaremos de Disney (por desgracia, ya que me encanta hablar de Disney), hoy hablamos de Warner Bros y sobretodo de Chris Mckay, que ha conseguido, que de verdad, me partiera por la mitad, como dos bloques de Lego, al no poder parar de reír y disfrutar, de una gran película para toda la familia, en donde pasarlo genial, en donde pasarlo “dabuti”, será el primer plato de una exquisita carta, repleta de explosiones, combates, disparos y reflexiones sobre la vida, que es algo que no puede faltar en una peli de este género.


Entretenidísima, jovial, y una de esas películas, que desbaratan tus planes de sentarte en el sofá, a contemplar cómo la gente disfruta de la vida, y tú la desperdicias, pensando en lo que harás mañana, y la escusa que pondrás para no hacerlo.




 
 
 

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