Silencio
- alexzv955
- 15 ene 2017
- 5 Min. de lectura
Silencio. Escucha. Que quieres que escuche. No hay nada que mis oídos puedan detectar. Ni tan siquiera el atisbo de un susurro lejano, que emite suaves, pero violentas palabras, que te desquebrajan los huesos y te infunden ese miedo atroz, que te convierte en un tempano frágil y endeble. Amigo mío. Fiel e incrédulo amigo mío. Ha escuchado todo lo que se suponía que no podías escuchar. Sigo sin saber que debo escuchar. Me temo que estas equivocado en creer que puedo hacerlo, en suponer que he atisbado un sonido inexistente. ¡No! ¡Sigues sin entenderlo! No es el sonido lo que debes escuchar, no son las palabras de alguien las que debes entender. Es el reinado del silencio lo que te hará sentir ese repentino deseo de ahogar tus lágrimas con la soledad, y nunca olvidar, que nuestro bruto sonido inaudible, siempre es mejor, para sofocar tu alma débil e indefensa.

La fe. Nunca antes había visto que un ser humano, de carne y hueso, pudiera expresar con tal esplendor, cual es el verdadero razonamiento de la fe, y porque sigue existiendo en todos nosotros, y porque se apaga, cuando más la necesitas. La fe es el tema principal de esta espléndida y cautivadora película, ya que cuando te das cuenta de que su reinado es el más poderoso de todos, y nadie en el mundo podrá destruirla, quebrantarla ni arrebatarla, también te das cuenta, de que ya no vive en ti. Ya no se encuentra en tu corazón. Se ha ido, se ha esfumado, ha desaparecido, te la han robado. La has perdido hace mucho, y que lo que te queda, solo son imaginarios residuos de ecos, de lo que crees que sigue siendo la fe, pero solo es un invento maquiavélico del miedo, que se ha aliado con tu alma, para no dejar que nadie más, ni nada más, ni una sola muerte más, se apoderen de ti, y te destrocen definitivamente. Dios nunca te abandonara, porque nunca a estado ahi para hacerlo.
Martin Scorsese. Ese as del cine que consigue desvelar ese manto de flores y aromas a almendras coloridas, que nos ciegan con mentiras de un mundo mejor. Es un ser extraordinario que entiende a la perfección al ser humano, y utiliza los secretos que apodera en su mano, a partir de una psique robada, para atormentarnos, quitarnos la venda de la cara, y enseñarnos la verdad, de una forma tan espantosa y fabulosa, que cuando por fin atisbamos la realidad en todo su poderoso esplendor, nos damos cuenta de que vivíamos mejor, conviviendo con la simple y fácil ignorancia, de que el mundo nunca fue así, y que aún sigue habido oportunidades que vuelan con la sueva brisa, en una mañana de primavera.
Sin dudarlo. Sin dudarlo un momento, Martin es uno (digo uno por no pecar de pretencioso y decir el único), de los mejores directores de cine que hay en el planeta tierra, y cuando su llama deje de sorprendernos, el día se volverá gris y turbio, avinagrando su despedida, tal y como a él le gustaría que fuera. Bueno, me dejare de botar la pelota, y me centrare en el tema que hoy nos ocupa. Martin Scorsese es la persona predilecta en quebrantar nuestras mentes, taladrándolas de una macabra y excitante forma, dejándonos intriga y suspense por todos los charcos de agua rojiza, que dejan las pisadas de sus grandes obras maestras. No te deja articular ningún movimiento. No te deja producir ni el más mínimo o intento de respiración; es el basilisco en forma humana, que te paraliza en el asiento. Su impresionante forma de agradar con sintonías amargas y ausentes de piedad, son dignas de presenciar. Y que no os quepa duda, que esta no será una película distinta a las que suele hacer.
Como en todas sus películas, un aura gris, tenebrosa y triste envuelve la pantalla, y oscurece la escena con neblina, creando una falsa esperanza, que te hará creer, que puede existir un final feliz, entre tanto dolor y tortura gratuita. El catolicismo se ha podido presenciar de forma muy amena, pero distante en muchas de sus anteriores películas, pero jamás, con tanta potencia y arrebatadora claridad, como en este escandaloso film, que te hará ver a la fuerza, como son las raíces de la fe, y que tan fuertes o endebles pueden llegar a ser, los enemigos que intentar acabar con ella, y con sus portadores. Habrá silencio; mucho silencio. Pero cuando el silencio desaparezca de escena, y su contrincante vuelve a ella, con sangrienta furia y destrucción, hará que los susurros se conviertan en gritos agonizantes, hará que las solitarias y escondidas lagrimas se trasformen en sollozos y llantos desesperados, y que esa voz, que creías que nunca volverías a oír, esa voz que creías que te había abandonado, regrese a tus oídos, pero no para ayudarte o darte ánimos, sino para dedicarte una canción, de muerte y desesperanza.
Una estrella que nace a partir de un manto frio sin ilusión, pero que gracias a los más grandes del cine, vas viendo que en sus manos, oculta un don para la interpretación, que solo sus gentiles y cercanos rasgos, pueden compararse con su alma luchadora y positiva, es una estrella de verdad. Andrew Garfield es un joven actor, que empezó verdaderamente mal su carrera, siendo el examigo de un futuro multimillonario, y que volvió a tropezar como el guaperas hombre araña. Damos gracias a que no ha parado de luchar hasta llegar hasta casi lo más alto del eslabón de la fama, ganándose paso a paso un huequecito en el apretado paseo de la fama, que cada año, y cuando se le antoja al cine (no al público, como nos hacen creer) alberga personas con un dulce impacto en cámara, que agradan y complacen por sus complexiones fuera de lo “musculman”, y sus acertadas y realistas actuaciones.
Si me permitís, dejare esta divertida y triste corta anécdota, para cerrar la crítica: Cuando estaba bajando los escalones de la sala del cine, delante de mi había un familia de tres personas: El padre, la madre, y la hija adulta. La hija con furia y decepción, se dirige a la película con una frase, que me hizo darme cuenta, que la gente no sabe qué va a ver al cine, y cuando lo sabe, no aprecia lo que sus ojos han contemplado: “Que bien, otra película americana, que habla mal de los japoneses”. Querida desconocida ignorante, sabrás mucho de muchas cosas, pero de cine no tienes ni idea.
Poderosa, impactante, y una de esas películas que desquicia y retuerce las mentes de los más sensibles.
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