Un monstruo viene a verme

Mi historia comienza el día en el que morí. Si, parece una introducción muy pesimista, ya que ya os he dicho mi final, pero lo interesante de esta historia, es que puede que os esté engañando, puede que sea ese hombre del metro, que está sentado y tiene pequeños espasmos, que le hacen diferente. Puede que sea esa mujer blanquecina que camina por la calle, y tiene un pañuelo en la cabeza. O también puede que sea ese chico que espera el autobús, mirando un charco, mientras su madre le recoge la mochila, porque el nació sin brazos. Pero, no soy ninguno de esos. No soy nadie. Soy algo. Soy esa mirada hacia otro lado, cuando ves a alguien con una enfermedad, que caminan entre los “supuestos” normales. Soy ese sentimiento al ignorar al ciego, mirando hacia el infinito, como si el mismísimo rey de España, estuviera a punto de pasar ante ti. Soy esa angustia y remordimiento, al pensar algo malo de alguien,

que sabes que no se lo merece. Soy esa tristeza e ira, cuando algo dañino sucede en tu vida, y te encharca el corazón en desconcierto y vulnerabilidad. Soy todos los problemas y todas las soluciones que el mundo ha estado buscando durante décadas, y no se ha atrevida a mirar fijamente, a eso que le está reconcomiendo por dentro, por miedo a ser juzgado, por los que proclaman la igualdad, diferenciado a los que deberían ser como todo el mundo es. Por eso ya no estoy. Por eso ya he murto. Porque aunque mis palabras os hagan cambiar vuestra perspectiva, jamás dejareis de ser lo que sois en realidad.

No sabemos lo que le pasa a todo el mundo. Es imposible saber que la persona con la que has hablado esta mañana, que con una sonrisa de oreja a oreja, está a punto de suicidarse en la bañera de su casa, con una clásica cuchilla de afeitar, o es que de verdad es feliz, y lo demuestra expresándolo con llamativa alegría. Podemos preguntar. Podemos intuir. Podemos incluso sospechar, pero hay demasiada gente (y me pongo a mi como ejemplo) que no puede evitar mentir a los que aprecia, para que ellos no sientan compasión, y la compasión se convierta en pena. ¿Significa eso que debemos sufrir por los demás, o con compadecernos ya sirve?

Tu mundo da un vuelvo de 360º. Nada es igual que antes. Ya no habrá más buenas noches. Ya no habar más abrazos ni tiernos besos. No más sonrisas ni caricias. Solo quedaran lágrimas estampadas, en una eterna imagen, de una inerte foto, que deberá servir para aliviar el dolor y sufrimiento, al verla como era mucho antes de su despedida, no como quedo, cuando ya no estaba.

Juan Antonio Bayona, un hombre, que no ha necesitado ni una sola oportunidad, para hacerse valer en el mundo del cine. Un hombre, que se ha proclamado como el rey de las lágrimas, de la tensión y del mantener tu corazón en un frio puño, hasta que el telón caiga sobre su bella historia. Nada más que decir, aparte de gracias, gracias, gracias.

Quien no derrame aunque sea una sola lagrima por esta potente película, será la persona más insensible que viva en este planeta. Quien no sufra con cada grito que los personajes impactan en pantalla, será alguien a quien le falta corazón. A quien no se le acongoje la garganta al sentir las lágrimas y los gritos que lloran y brillan en escena, será un mentiroso, ya que no hay nadie que pueda evitar, llorar con este film.

Un chico invisible, al que nadie ayuda, ya que no lo ven, pero no porque sea invisible, sino porque nunca se ha dado a conocer. Un chico que no tiene a nadie al que apreciar y abrazar. Un chico que se ha perdido entre la tristeza y la soledad, el dolor se apoderado de él, hasta que un monstruo le visita para salvarle la vida. Lewis MacDougall, un jovencísimo actor, que a todos nos ha conmovido, impresionado y entristecido.

PD: ¿La voz de Liam Neeson solo servía para el tráiler verdad?

Sin palabras, Sin comentarios, pero con una crítica.