Malas madres
- alexzv955
- 3 ago 2016
- 4 Min. de lectura
Cuando todo lo que haces cada mañana no sirve de nada. Cuando preparas el desayuno y ves en el rostro de tus hijos una sensación de repugnancia y desprecio, como si les hubieras servido una rata de cloaca. Cuando trabajar catorce horas al día con cinco minutos de descanso, durante seis puñeteros e infernales años, te lo agradecen con un “tenemos que hacer recortes”. Cuando todo se te junta y se te cae encima como un castillo de naipes que se derrumba sobre ti, asfixiándote y enterrándote en un bucle continuo de repetición cotidiana, ya no sabes que hacer más, ya no sabes que decir más, ya no sabes quién ser para agradar a los demás: eres un pequeño ratón que se pasa el día dando vueltas en su ruedecilla, con la única aspiración de llegar a alguna parte y recibir doble ración de pipas.

Una madre es aquella que pase lo que pase siempre está ahí para ayudarte. Una madre es una guerrera legendaria, que los dioses la temen y los hombres las envidian, por su convicción y coraje sobre cualquier infortunio que se les presente, al vencerlo de una patada bien ejecutada en el estómago, clavándole en el páncreas la punta del tacón afilado. Si llueve o nieva o graniza o el mismísimo Lucifer sube del inframundo para aterrorizar y condenar al infierno eterno a todos los pecadores, ahí están las madres para devolverlo a su fosa común de cadáveres y oscuridad, con una buen bofetada en la mejilla, que Hedí sentiría envidia por tener esos sonrosados luceros en cada lado.
Es hora de arrancarse ese sujetador de abuela y lanzarlo a una hoguera, para disfrutar viendo cómo se deshace la goma y tus pechos por fin son libres de expresarse abiertamente. Es hora de dejar de comer cosas sin Gluten, y zamparse una caja entera de donuts rellenos de chocolate blanco, mientras te sientas en el sofá a ver Sobrenatural. ¡Qué demonios! ¡Es hora de enseñarle a estos estúpidos e infumables jóvenes de hoy en día, que antes sí que sabíamos montarnos una juegas de la hostia, e incluso cuando el sol ya había traspasado el firmamento dos veces, aun seguíamos saltando, gritando y bailando música que te electrifica las venas y te destapa los oídos!
Hoy, en la súper mega ultra mierda reunión de las MRH (Madres Repelentes de la Hostia) hablaremos de como nuestros hijos son hipnotizados y atraídos hacia el lado oscuro de las grasas saturadas, por culpa de esos anuncios conspiratorios que intentan hacernos perder la línea a las chachi madres, que seguimos un régimen Nazi, contra todo lo divertido, apasionante y placentero, porque estaremos todas de acuerdo en que nuestros pobres e indefensos hijos son atacados cada día por paneles publicitarios que intentan arrancarle la vida con una insípida y desagradable hamburguesa de pollo con salsa barbacoa, provocándoles un paro cardiaco a los treinta. Después de las madres que se esfuerzan cada día por hacer que sus hijos tengan un vida más agradable y pasajera, tenemos a las madres que yo denominaría “Madres tiquismiquis, repelentes, obsesivas e insoportables que no tienen vida propia y quieren adueñarse de la de los demás, con normas tan estúpidas e inservibles como ellas mismas”.
No es una de esas comedias subiditas de tono que te partes “la caja” riéndote y llorando de la risa, pero hay que admitir que es bastante realista, describiendo la agobiante y desesperante vida de una madre que da todo lo que sus músculos y energías pueden dar, para que después no le salga nada bien. El dúo Scott Moore y Jon Lucas, han intentado vendernos una mezcla entre “Malditos vecinos” y “Resacon”, pero bajando un poquito mucho el margen de edad para poder ver el filme: vamos, una comedia familiar con una trama irreverente, emocionante, divertida y estrepitosamente dicharachera, que suelta a gritos lo que todos pensamos y nadie se atreve a decir.
La música es uno de los factores que más me han gustado de la peli, porque rodea la pantalla con una inmersión que te hace saltar, estallar de alegría y cantar tu canción favorita mientras bebes tequila del ombligo de una desconocida, que desconoces su verdadero sexo.
Mila Kunis es la madre que arranca las cadenas del suelo, y alza la voz para protestar y decir en voz alta que esta harta de ser la madre perfecta. Es una mujer bella, preciosa y desesperadamente atrevida, que está empeñada en romper todos esos estúpidos baches, que hacen su camino más sinuoso.
Kristen Bell es la monjita del grupo que vive a merced de un marido que la usa como herramienta para planchar y cuidar niños, hasta que se harta de ser la pobre niña desvalida y le pega un bien zapatazo en “los machos”, para enseñarle quien lleva los pantalones en la relación.
Kathryn Hahn es la juerguista roquera del grupo, que desprovista de toda vergüenza, le lanza un escupitajo a la cara, a todo creído y creída que tenga el ego por las nubes, para apagar así los humos que ahogan a todos con soberbia y arrogancia.
Atrevida, realista y encantadora.
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