Election: La noche de las bestias
- alexzv955
- 18 jul 2016
- 4 Min. de lectura
Bienvenidos a la Purga anual de Estados Unidos. Siéntense en sus sofás de piel de elefante africano, relájense preparándose un magnifico y tonificante Margarita y disfruten de otro año más, de devastadoras muertes continuas, que complacerán nuestros más íntimos deseos. Si prefiere actuar y defender su nación con puño de hierro y puñal de acero, pueden abastecerse de cualquier tipo de arma que su sádica imaginación pueda sostener. Cojan un fino y delicado machete carnicero, y troceen a esas personas que tan mal le han caído y no han podido decírselo a la cara durante todo este largo año. Afilen sus puñales, navajas, cuters o cualquier tipo de afilada arma, para degollar y desangrar cualquier inocente persona que pasea por las calles y no disfruta de esta tradición tan grande y poderosa, que nos hace expulsar todos los males que en nuestro interior reinan el caos. Por el contrario, si son más de los

que les gusta formar grandes alborotos, les recomendamos que se agarren bien los “machos” y carguen bien sus rifles de francotirador para matar en masa, desde una azotea, pongan balas de plata a sus escopetas y hagan volar por los aires a sus enemigos más acérrimos, apunte bien a la cabeza con una potente y contundente Magnum, a ese sin vergüenza que rechaza esta magnífica y gratificante ceremonia, que desata todo el odio acumulado en nuestro interior. No deje escapar esta oportunidad, o la oportunidad le atrapara a usted.
Inspira, desguaza, expedirá, apuñala. Inspira, retuerce, expira, desmiembra. Vamos, otra vez todos juntos, no perdáis el ritmo: Inspira, masacra, expira, desangra, inspira, desgarra, expira, atraganta. ¡Muy bien! ¡Muy pero que muy bien! Así me gusta chicos, que sigas el ritmo de la clase todos juntos y que nadie se salga de las normas ni del protocolo. Etweel, ¿Qué te he dicho miles de veces? Si quieres apuñalar a alguien en el pecho, debes coger el cuchillo con las dos manos, así el golpe es más fuerte, la muerte más dolorosa y atraviesas las costillas con delicadeza y contundencia. Lo siento señorita Kale, es que yo antes era reacio a practicar esta sanguinaria y devastadora practica satánica, pero desde que asesine a mis padres y mis dos hermanas pequeñas, me siento libre, me siento totalmente liberado de mis cadenas y por fin soy capaz de hacer lo que yo quiera cuando yo quiera, sin que nadie me lo prohíba. Y si lo hace: cuello cortado y ojos destripados.
Ira, venganza, morbosidad, falta de piedad y el sabor de la sangre recién lamida del brazo arrancado de un pobre viandante sin hogar, que no puedo llegar a tiempo a su casita de cartón. Somos animales, somos salvajes, ¡somos lo que somos! ¡Vamos! ¡Gritémoslo todos juntos! ¡Que nos oigan bien claro esos pacifistas ignorantes, que no sabes lo que es vivir la vida a pleno pulmón y arrancarte una sonrisa de felicidad completa! ¡Lo primero que tenemos que hacer es admitir que somos monstruos con trajes de marca, que caminan a dos patas delante de la gente, pero que se encorvan y deforman su cuerpo y alma, cuando los ojos juzgadores de la sociedad no les están observando y pueden despojarse de cualquier palabrería y diplomacia, para así ser quien de verdad son, quien de verdad quieren ser, o lo que de verdad anida en su interior!
Pero bajo esa estampa multicolor y serena que nos ofrecen nuestros padres fundadores, hay miles de cadáveres de inocentes, que no pueden pagarse un arma con la que defenderse, no pueden permitirse un hogar donde resguardarse durante el asedio, no pueden asesinar porque ni su consciencia ni su corazón lo desean ni se lo piden. Estas pobres almas torturadas y calcinadas por demonios andantes, que predican la libertad y la purificación, matando y asesinando a personas que no han elegido vivir en un mundo, reinado por psicópatas que se proclaman reyes y vendedores de liberación.
Tensión, persecución, sangre de inocentes y monstruos demoniacos. Vamos hombre, es lo que estábamos pidiendo a gritos y James DeMonaco nos lo vuelve a dar consiguiendo una hazaña que no muchos directores de cine pueden decir que tienen en su currículo: Que una tercera entrega, supere a las anteriores. Las terceras partes siempre se han hecho para cerrar un gran capítulo de torturas y atrocidades, que a todos nos han maravillado y encantado. Supera sin duda a su descolocada antecesora, e incluso me atrevería a decir, que si no traspasa a la primera entrega, la empata con poderío y la desbanca de su primer puesto en la escalera de la saga.
Elizabeth Mitchell es un rostro muy bien elegido, para encarnar a una senadora de un partido político que quiere acabar de una vez por todas con tanta matanza descontrolada, que lo único que hace es llenar a un más los bolsillos del gobierno, que se lucra de la muerte ajena.
Frank Grillo, un poderos y talentoso agente de seguridad, que se ve envuelto en otra persecución, en otra noche de la purga y esta vez con un propósito más enérgico y entretenido, que deja ver su personalidad más alocada y valiente, que en la segunda parte no vimos, por una mala planificación de los hechos.
Escandalosa, estremecedora y cautivadora.
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