Face Of

El no saber quién eres de verdad, te corroe y corrompe por dentro, como el óxido hace con el desgastado metal. ¿Tú sabes quien eres de verdad? ¿O tan solo intuyes algún atisbo de lógica y acuerdo armonioso, con tu imagen reflejada en el espejo, y con lo que eres por dentro? Podrías ser un monstruo por dentro, y un santo con cara de cordero degollado por fuera. Podrías ser un hombre con vestimentas ajadas, barba sucia de meses, y un olor pútrido de cadáver en descomposición por fuera, y por dentro una agradable y sincera persona, que la vida no le ha sido justa, pero eso a ti no te ha cambiado el alma. Todos parecemos muchas cosas en nuestra carcasa intercambiable de carne y pelos, pero lo que de verdad somos en nuestro interior, escondido solo de cara al público, y que cuando te miras a un espejo, puedes ver en tus grades ojos, que intenta ser liberado, para dormir el cuerpo entero; algunas veces es bueno que te domine la verdad, otras es mejor dejarla encerrada tal y como esta.

Es una película con acción de la de antes –tiros, más tiros, pausa, y más tiros- que intentan transformarse en el nuevo estilo de acción mórbida y sin cesura que hoy en día podemos ver. Es como la transición de niño cobarde y feliz, a hombre maduro y serio, o la metamorfosis de una oruga peluda y asquerosa, a una preciosa y bella mariposa. Pero bueno, quiera hacer lo que quiera hacer, lo consigue con gran calidad, en una trama intensa y continua, que te vuelve igual de loco que sus personajes, intentado adivinar, quien es el malo de la película, ya que quien debería serlo ya no lo es, pero quien no debería serlo, ahora si lo es, ¿O era al revés?

A quien no le gustan las pelis de tiros, sangre, explosiones, y muertes trágicas de inocentes policías que solo estaban haciendo su trabajo, y que se han topado con el protagonista de una película de acción, que es imposible que muera al solo llevar 15 minutos de proyección, así que no le queda otra que resignarse y morir.

Lo que odio más de las “americanadas” dramáticas de acción, son la mala puntería que tienen todos los personajes de la historia, y que solo aciertan cuando tienen que matar a alguien importante, o salir huyendo entre una lluvia de balas, cantando “I sing in the rain”, y que ni una maldita bala, rozara su piel de acero; esto no es normal caballeros, esto es “anormal”. ¿Es que acaso no han ido a una academia de policías? ¿Es que a acaso han aprendido a disparar en la feria de su pueblo? Madre mía por favor, le das un tirachinas a un ciego, y le da antes al vaso de plástico que está en la mesa, que todos ellos juntos con un lanzagranadas; deja de ser comida, a ser desesperante.

John Woo, aunque no es un actor americano, -algo obvio- se adapta muy bien al plasmar la idea que tienen los yankees en hacer pelis en el que los personajes mueran por ráfagas de ametralladoras, haya un héroe salvador, que después de sufrir tanto acaba venciendo a su archienemigo, y que haya una dulce Dulcinea, que haga más apetecible la película; a-me-ri-ca-na-da, ¿pedíamos algo diferente? No.

Nicolas Cage es un actor, que interprete lo que interprete lo va hacer bien, porque tiene el don, de conseguir que llores, sufras, grites de rabia, le cojas manía, o te rías con él; un don poco común. Lo ha hecho a la perfección, pasando de lunático sanguinario, a policía que intenta renegar su pasado, tomándose su merecida venganza.

John Travolta te deja sin palabras al verle entrar en un bar, porque tiene el tamaño de dos armarios de alto, y el de un sofá de ancho. Puede que haya exagerado un poco, pero hablo de su potencial y carisma, por el que se le puede ver haciendo múltiples papeles de villano y de héroe, que encajaría a la perfección, como la última pieza de puzle que queda para terminar el cuadro.

Enigmatica, interesante y yankee.