El ultimo cazador de brujas

Hace eones, una de las sectas más peligrosas de la historia de la humanidad, vivían en pleno centro boscoso, rodeadas de naturaleza, musgo húmedo y biodiversidad. Tan solo una cosa las hacia diferentes de un animal: que bajo su piel de corderos inofensivos, anidaba una fiera entidad demoniaca, que quería jugar con nuestros corazones.

Hay miles de pelis que merecen la pena ver, que merecen la pena pagar –sea lo que sea- por poder disfrutar de sus emocionantes y originales historias. Pero a veces el cine nos da la espalda, nos pega una bofetada en la cartera, nos tira al suelo, y nos remata con argumentos simples y desechables, mientras se ríe maniacamente en nuestra cara. Y si, esto es lo que e podido ver, al verme nada sorprendido, por un tráiler que profetizaba un descenso olímpico hacia los fracasos taquilleros, que lo único que me hizo ir a verla, es mi forma de no juzgar filmes antes de vislumbrarlos, y que salía uno de mis actores favoritos: Elijah Wood.

No me entendáis mal –o si-, lo que quiero decir es que poco disfrute sacareis de la película, si lo que estáis buscando es un guion bien elaborado y coherente, escenas intrigantes y enigmáticas, y diálogos con pasión y ambiente. Lo único que sacareis –aparte de una decepcionante decepción- es acción continua sin lógica aparente, enemigos chapuceros, y efectos especiales que dudareis si se hizo hace 1 año, o hace 10.

Es una película que decae y hace pequeñas subiditas de tono emocionantes, pero que no consiguen llenar el vacío que te deja, al verte abrumado, por la falsedad de sus escenas, diálogos y personajes, en los que muy pocos se libran de ser juzgados duramente por sus exageradas interpretaciones que no vienen al caso con lo que “en teoría”, tendrían que interpretar.

Vin Diesel es un actor potente, porque con su simple mentón, puede derribar un edifico entero, y convertirlo en cenizas. Tiene habilidad para hacer filmes de acción constante y cortante, de esa que si vas a verla en formato 3D, te llevas un puñetazo en toda la cara. En esta ocasión ha hecho lo que le pedían.

Con ojos penetrantes y súbitos, Elijah Wood, gusta, divierte y agrada a todo el mundo con una habilidad perfecta en hacer que vaya por donde vaya, cada escena se haga disfrutar por sus realistas y sinceros diálogos, y su carisma bondadosa y sincera. Esta vez el pobre, no ha podido salvar este barco a la deriva, que ni se parte en dos, ni se vuelca boca abajo, solo implosiona desde el interior.

Amarga, decaída y estropeada.