El padrastro
- alexzv955
- 3 jun 2016
- 2 Min. de lectura
En todos los cuentos infantiles, la madrastra siempre es esa mujer malvada, que viene a suplantar, a la bella y dulce madre, que tanto cariño y alegrías nos ha dado. Las madrastras son esas arpías, con verrugas en la nariz, rostro pálido y arrugado, postura firme y autoritaria, y sobre todo, es la que ha venido a quitarnos toda la diversión. Pero jamás se ha hablado de los padrastros, y yo me pregunto el porqué. Si creéis que un madrastra es mala, deseareis quedaros con ella, cuando conozcáis a este “supuesto” segundo padre perfecto e idílico, que con cara bondadosa y agradecida, parece hacer volver a

una casa que llevaba tiempo con un hueco paternal bastante vacío, a la espera de que un amable y considerado padrastro, la llenara con alegría y armonía. Los asesinos más difíciles de detectar, más despiadados y peligrosos, son los que puedes ver en su cara expresiones humanas, que el mismo recrea con ensayo, cada día ante el espejo, para hacer creer a las personas que le rodean, que es como ellos, que es una persona normal y corriente con sentimientos de tristeza, amor y compasión.
Es una película con una trama bastante clásica, pero que para nada te deja con las ganas de más. Llena todos los pocos huecos de expectativas, que te habías hecho tan solo leyendo la sinopsis o viendo el tráiler. Es una de esas películas, que utilizando guiños y chiches clásicos y básicos del genero del terror, llena perfectamente la cartelera, para ofrecer diversos tipos de films, para que los espectadores pueda elegir que ver, y no ir a l cine y tener que elegir entre “Amor entre rosas de loto” y “Invierno en Chelupatru”. Lo que pasa con los films que utilizan herramientas ya vistas en muchas otras peliculas, es que si, desagradar no te van a desagradar, pero tampoco te van a aterrorizar y escandalizar, ya que no experimenta con miedos nuevos y propuestas originales, sino que copia y remasteriza a su antojo, pesadillas más vistas que la “una”.
Siempre me gusta ver caras nuevas y renovadas en estrenos de cartelera, pero esta vez, tengo que poner el pulgar hacia abajo, y matar a la persona encargada de poner a Penn Badgley como protagonista. No dudo de que para “otros” tipos de films sirviera –aunque tendría que verlo para creerlo- pero es que lo que me da más rabia de este actor, es que no me transmite nada. No transmite terror, no transmite amor, no transmite diversión, ¡no transmite ni ira! ¿Pero qué le pasa en la cara? ¿Le habían puesto Botox alrededor de todo el rostro y ese es el motivo de su esterilidad sentimental? Lo siento mucho por él, pero había muchos más jóvenes dispuestos a aprovechar esta oportunidad de hacerse conocer más. En cambio, Dylan Walsh, hace su papel tal y como le han pedido: expresando su don de la interpretación por todas las escenas, con una elegante locura y maniática mente perturbada, que busca desesperadamente la familia ideal; la familia perfecta.
Miedoso, vista y perfecta para pegarte una siesta
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