The collector
- alexzv955
- 21 may 2016
- 3 Min. de lectura
Lo sabes, sabes que estas atrapado en una pesadilla, que nunca había sido tan real. No puedes despertarte pellizcándote el brazo; solo consigue hacerte moratones. No puedes despertarte lanzándote al vacío; solo consigues que tu rostro impacte contra el suelo, esparciendo tus sesos por el asfalto. ¿Cómo vas a despertar de una pesadilla? Pero en un momento te das cuenta de que no es una pesadilla, sino en la vida real; la tortura de la vida real. ¿Cómo vas a despertar de la vida real?

Desde “Saw”, se han estrenado algunos films, cuya trama son trampas mortales o juegos sádicos de psicópatas, que disfrutan viendo como la gente se tortura a ella misma, o achicharrando ellos mismo la cara de una persona con un soplete, viendo como el ojo se deshace como la mantequilla, y se desliza por la mejilla, hasta llegarle a la boca ese sabor tan extraño a hierro y sal. Pero esta en especial, se ha acercado muchísimo al estilo “Sawmaniaco”, sin ser una copia barata, y con toques sádicos y sangrientos, que nos adentra en los límites de la cuerda floja, de la cabeza de un asesino en serie.
El silencio es un arma muy poderosa, que se está llevando a cabo en muchos films de terror, porque ¿Qué da más miedo que lo que no escuchas o ves? Es un silencio tan cortante como un bisturí, que penetra en tus oídos y demás sentidos, convirtiéndote en una figura de papel, zarandeada por el frio aire de la muerte.
Cuando sientes dolor en alguna parte de tu cuerpo, es el mismo cuerpo que está intentado decir que algo te está haciendo sufrir, y no sabes qué. Es como una alarma de emergencia, que tienes colocada por toda tu piel y órganos, que te sirve para avisarte de que dejes de hacer eso que te está produciendo daño. Pero cuando eso que te lo está produciendo, lo controlas tú, haces oídos sordos con gritos desesperados y angustiados, y teniendo como único aliado a la adrenalina y el miedo, que no te impiden desgarrarte la piel a tiras, con un pelador de patatas, si así consigues salir con vida.
La casa es un campo de minas, plagado de trampas mortíferas y macabras, que están hechas para que solo el resguardado asesino, sepa esquivarlas, y que sus desprevenidas víctimas, caigan en ellas, como una liebre cae en una soga, perdiendo la vida.
El rostro de este despiadado asesino es demoniaco y perturbador. Crees que no es real lo que tus ojos te están enseñando, y que es una alucinación, de un ser de otro mundo; el mundo de la sangre negra como el carbón. Aquí nace, un nuevo rostro para la “Psychobase”, donde yacen inmortales, todas las caras de los asesinos más despiadados del cine.
Marcus Dunstan es un director, que te recuerda al modo que tiene Tarantino, a desollar a sus víctimas con sangrientos combates y tiros que crean cortinas de sangre. Pero este hombre, tiene su toque sádico y personal, que le hace ser distinto a los demás, creando su propio estilo.
Josh Stewart es un rostro que no te deja de recordar a una persona que se acaba de despertar de una mala sienta, o que está pasando el mono de las drogas. Pero quitando esto es un actor que entona muy bien su papel en pantalla, haciéndote saltar lágrimas de tensión, que te crean una ulcera en el estómago, de tanta tortura que el pobre está sufriendo, solo por entrar en el sitio equivocada, el día equivocado, a la hora equivocada. Es un ladrón, que se convierte en héroe, sin quererlo ni beberlo.
Despiadada, magnifica y estruendosa
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