El show de Truman
- alexzv955
- 17 may 2016
- 2 Min. de lectura
Imagínate ahora mismo, que el mundo en el que vivieras, estuviera rodeado de mil ojos informáticos, y que detrás de esos ojos, hubiera un millón de ojos más, pero que estos fueran de personas, que cada día disfrutan y se apasionan, viéndote reír, viéndote llorar, viéndote comprar un coche nuevo, viendo como apruebas ese difícil examen y viendo como vives una vida echa de “atrezo”, que tú crees que real. Todo el mundo te mira. Todo el mundo te observa atentamente. Todo el mundo te persigue con la mirada, inquietante y expectante, a cada paso que das, para saber qué vas a hacer.

Te encuentras oprimido y desesperado, es como si el universo y tu vida, se hayan aliado, para jugar a un juego macabro e incoherente, para hacerte hacer, hacerte ir, hacerte comer y hacerte pensar lo que ellos quieran; piensan por ti, y el “libre albedrío”, nunca ha existido.
No puedes contener a un alma libre en un armazón de cristal ficticio, haciéndole creer que todo es bonito y feliz, con actores y actrices, que cumplen su papel a la perfección, rodeado de un lugar idílico, donde trabajas en la vida de una persona.
¿Cuánto crees que durara este juego torturador, el que “crees” controlar los pensamientos y sentimientos de un ser humano? No puedes controlarlo todo, no eres un dios todopoderoso, que crea y destruye lo que una vez dio la vida; lo que se da no se quita.
¿Qué emoción tiene una vida ajena? Pues preguntárselo a estas abuelitas marujas y a estas personas que creen que su vida es tan patética y aburrida, que la de los demás es mejor, y que cada día se sientan en el sofá, para ver como otras personas discuten, cotillean, se morrean, practican edredonig y que se hacen famosas a costa de ser una ricura o ser hija o pariente de un famoso. Algo de emoción sí que tiene, sí. Si la vida que estas contemplando en la televisión, no sabe que su existencia en este mundo, es una burda mentira: Quieres ver cómo consigue descubrirlo.
Los puntos al estilo “cámara oculta” para proyectar lo que el espectador ficticio está viendo desde su casa, lo hace más “real”, dentro de lo “irreal” de este plató convertido en universo.
Jim Carrey es simpático, gracioso, hiperactivo, estupendo, improvisado, payaso de profesión, y un actor que le da igual hacer el ridículo en pantalla para demostrar su talento. Pero cuando se le dice de hacer un papel, en un tipo de film en el que tiene que interpretar a una persona, atrapada en un mundo que no encaja nada: él es tu hombre.
Todo el mundo entero, desde sus casas, las 24h al día, están esperando a llegar a casa, para encender el televisor, y contemplar como una persona -ingenua a la situación- vive su falsa vida.
Esplendida, perspicaz y minimalista
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