La verdad duele

Los humanos, en demasiadas ocasiones, dejamos a tras el dolor sin importarnos de donde proviene y el porqué, pero el dolor es el sistema de alarma que tiene nuestro cuerpo, para avisarnos de que algo no va bien en nuestro interior, un cable suelto talvez, o una palanca bajada, puede hacer que este “sistema de incendios” biológico de nuestro organismo, nos de pistas sobre que nos está ocurriendo, y cuando decidimos dejar nuestra salud en manos de un médico, ahora su vida es nuestra.

Seria como una profesora de instituto hecha añicos mentalmente por sus desquiciantes alumnos. Es una película espectacular en el sentido humano y realista, pero siendo sincero me esperaba más tensión y un poco más de acción dramática, pero no me puedo quejar, porque he salido más que satisfecho de la sala.

Su belleza grisácea y atareada, por una confusa y dolorosa verdad, te hace sentir que el ser humano, en ocasiones, solo piensa en sí mismo, y solo actúa cuando su vida y sus bienes están en peligro.

Como un cubo de agua helada desprendiéndose violentamente sobre tu cabeza, nos explica esta hermosa historia de valentía y coraje, de un hombre, que contra cualquier pronóstico lógico, se lanzó sobre su idea con convicción y furia, como un león se proyecta sobre una indefensa gacela.

Will Smith, que yo recuerde, jamás me ha decepcionado en ningún papel que ha interpretado, y no iba a ser diferente, actuando como doctor en un drama tan dinámico y real como este. Me ha recordado al magnifico actor inglés Eddie Redmayne, que dio vida al extraordinario Stephen Hawking, en su empeño por demostrar a los incrédulos catedráticos de Cambridge, que tenía razón sobre su teoría.

Esplendida, efímera y personal