Shutter Island
- alexzv955
- 22 abr 2016
- 3 Min. de lectura
¿Crees que eres dueño de tu consciencia? ¿Crees que lo que estás viendo ahora mismo es tu vida real, y no un juego macabro de tu imaginación? ¿Crees que sabes todo sobre los límites de la locura humana? Creas lo que creas, siempre estas a un paso de perder la cordura, porque la línea que separa a las personas razonables y normales, de las personas cuyo mundo está hecho de cartón mojado por sangre negra, es muy delgada y endeble, y cualquier acto que la vida te pueda poner en escena, puede desmoronar tu mundo externo, y destruir el interno.

¿Te has preguntado una vez si de verdad eres normal, y no un pobre loco que toda su vida está basada en los límites de su imaginación? Claro que te lo has preguntado, no con las mismas palabras, pero sí que lo has hecho. Todos pensamos que somos razonables y civilizados, pero cuando un “clic” detona en tu cabeza, es cuando no distingues del bien y el mal, de lo real y ficticio, de la penumbra y la luz, de la compañía y la soledad. Si ese día sucede, y eres consciente de eso, pues hacer dos cosas: Pegarte un tiro en la cabeza, poniendo horizontalmente el arma en tu mentón para no fallar y quedarte peor de lo que estas, o seguir tu instinto guiado por la amargura y resurrección, y adentrarte en un bosque inerte y mortuorio, donde la salida es un cartel de madera que lo único que quiere es engañarte y reírse de ti, guiándome hacia un camino más oscuro.
No voy a comenzar describiendo esta espectacular y excelente película. En vez de eso voy a criticar positivamente la actuación de Leonardo DiCaprio, describiendo los sentimientos que me a hecho sentir al verle interpretar: Electrizantes punzones de metal, se te clavan lentamente en los costados de tu caja torácica, llegando a desgarrar tus pulmones, que intentan desear algo de aire en su interior, pero que lo que de verdad anhelan es que les sigan punzando apasionadamente. Tu corazón y cordura no quedan alejadas de este destino, ya que quedan tocadas por una superficie de lija y algodón, que los emociona, envenena y angustia hasta el sentido más perfecto de la palabra brillantez.
El ambiente elegido para materializar este film, es acertado y magistral, porque todos los lugares en donde la pregunta que te fórmulas una y otra vez es: ¿dónde está la salida? Son lugares en los que una peli de terror psicológico encaja a la perfección; como una pieza de puzle que se divierte martirizándote, hasta que decide que adivines cuál es su sitio. Su trama intrigante y pegadiza, te adentra en las entrañas de la locura humana, en un psiquiátrico que esconde algo más que una apariencia madura e idílica, en un lugar donde los cuadros te siguen con los ojos y los gritos de las almas pérdidas en mundos paradójicos te atormentan por la noche, ofreciéndote la misma experiencia que ellos pasan cada noche: Terror, temor y pavor.
Lo que hace a este film grande -aparte del empeño demostrado por parte de todo el equipo cinematográfico- es el ingenio y creativa imaginación de los guionistas para hacer que algo que parece simplemente bonito a primera vista, te derrita los ojos con su brillantez y esplendor; como dos cubitos de hielo que se sumergen en una idílica isla de té ardiente.
Gracias a dios, y por favor deseo que siga siendo así, no se ha hecho ni planeado hacer ninguna segunda entrega. Es que esa manía que tienen las productoras por recolectar dinero con films espectaculares que en su primera entrega lograron estadísticas bastantes más que aceptables, es verdaderamente atroz. ¿Dónde pondrías tú una segunda parte? Sería ilógico e innecesario y crearía un bache en el film, tan grande como la muralla de china puesta del revés.
Aterradora, psicológica y penetrante
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