Deadpool

Puede que no aguantes esta película por su insultante y despreciable vultuosidad por la vida. Puede que te haga llorar de risa hasta límites insospechados. Puede que llegues a casa, te pregunten que peli has ido a ver, y les digas que una “malilla”, por no querer que nadie descubra este tesoro nacional del cine.

Destructiva, rebelde, cañera, heavy, macarra, divertidísima, jocosa, incansable. Una de esas películas, que aunque vayas cientos de veces a verla al cine, siempre te saca alguna risotada malvada de dolor morboso Ryan Reynolds nos vuelve a sorprender, encajando todas las piezas, en donde deben estar, para interpretar un grotesco y antihéroe personaje de Marvel. Ha logrado así romper la maldición que comenzó tras su tremendo fracaso en donde tenía que ser un hombrecillo con un vestido verde ajustado y antifaz al estilo zorro, que luchaba contra el mal con compañeros galácticos de otras razas. Una cagada monumental. Creo que Ryan Reynolds, tiene esa expresión malvada y morbosa, que lo hace exactamente perfecto para interpretar a un hombre cuyo cuerpo parece una pasa, cuyo pasado esta desmoronado por el caos de la muerte y las mentiras y cuyos fines son hacer el bien, aunque se lleve alguna ancianita desvalida que estaba acabando de cruzar lentamente la calle.

Lo espectacular y tremendo de esta película es su falta de respeto por la vida humana, por la sensibilidad del espectador y por qué si le sale de “ya sabes donde” te puede hacer un calvo en medio de una audición de teatro en un colegio de primaria y después “cuescarse” con el micrófono en el sitio adecuado para hacer la gracia; no podrás aguantar la risa más de 10 segundos. Un film que aparte de agradar y satisfacer en todos los aspectos, a los sentidos, físicos y biológicos, de los fanáticos de Marvel, logra que cualquier persona - no friki en este ámbito de género - salga de la sala con una reluciente y exagerada sonrisa de mejilla a mejilla. Estrambótica, tremenda e imponente