Tomorrowland: El mundo del mañana

Un lugar mágico dónde todo puede existir. Un lugar idóneo para las mentes ingeniosas que, tienen ideas brillantes para desarrollar, sin prejuicios ni rechazos.

El mejor lugar del mundo, un día, desaparece. Pero no del todo. Un rayo de esperanza es enviado para que todas las personas que tienen un don, y que ese don, se llame “soñar”, acudan al rescate del mundo del mañana. Un mundo dónde tus ideas, el único límite que tienen, es el que le colocas tú.

¿Quién no ha soñado alguna vez en su vida poder ver el futuro? ¿Quien no ha ansiado poder utilizar un jet para ir al supermercado? O un robot mayordomo que lo hiciera todo por ti, o incluso que no hiciera falta sacarse el carnet de conducir, porque tu coche volador te llevaría a dónde quisieras, mientras desayunas y ves tu programa favorito en la televisión del automóvil.

Todas estas ambiciones se hacen realidad en este magnífico e inspirador film, que nos trae el monumental ingenio de los trabajadores de Disney.

¿Por qué se ha criticado tanto esta película? , me pregunto yo. ¿Por qué no ha logrado el reconocimiento que se merece? , me sigo preguntando. Es verdad que para gustos colores y opiniones piedras, pero yo pediría a la gente que no la ha visto, que no diga ya de primeras que es aburrida, imbebible y desastrosa, porque, señoras, señores y gente que es ambas, este magnífico film, es todo lo contrario.

Miras a distintos puntos fijos de la habitación, intentando encontrar tu sorpresa e inspiración, que durante la proyección de la cinta, se han juntado, y de la mano han saltado por una cascada de agua dulce, aterrizando en un colchón de lana y algodón de azúcar, formando una sustancia que todos anhelamos y nos alegra dar la bienvenida a nuestra vida: la positividad.

Una película es buena cuando jamás se comporta como una montaña rusa. Que unas veces baja, otras sube hasta el cielo, y a continuación vuelve a descender hasta el averno, y cuando tus expectativas y reacciones han quedado a la estatura de la suela de tu zapato, se estabiliza y no te da ni un sabor amargo, ni un sabor dulce. Todo lo contrario para lo que demuestra y muestra esta apasionante ODAC (obra de arte cinematográfica).

El reparto me ha encantado. En muchos films me siento más acogido con gente conocida, que ya he visto antes en pantalla, que con gente renovada, aprendiz o poco usada, que no saben cómo agradarme. Ya sabéis el dicho: mejor diablo conocido que diablo por conocer. Eso si, estoy a favor de que las nuevas estrellas de cine bajen de la constelación, para enseñarnos su brillante poderío. El reparto es idóneo y como ya he dicho, me ha agradado mucho. George Clooney es una cara famosa que nunca desagrada ver en pantalla, y no ha sido una excepción en su papel de renegado genio inventor, que intenta encontrar una razón por la que luchar por el mundo. Hugh Laurie es un actor que intenta no encasillarse en el mundo de la increíble serie televisiva House, y lo está logrando mediante estas espectaculares oportunidades de demostrar que es más que un genio de la medicina. Me enamoró en la cúpula, dejándome una coqueta sonrisa en mi rostro, porque Britt Roberton es una actriz con muchísimo potencial, que sólo necesita ocasiones para decirle al mundo del cine que puede llegar al nivel de la sensual y tentadora Scarlett Johansson y la increíble y apasionante Nicole Kidman. No puedo dejar de lado la excelente actuación de la principiante e ideal actriz Raffey Cassidy, que me ha sorprendido con su madura y valiente representación de un robot con instintos humanos.

La trama se empareja con el ambiente futurista e idílico, que te zambulle en un universo especial y risueño, en el que “todo” es “todo” y, “jamás” sólo se utiliza para rebatir la propia palabra.

Al ver este bellísimo film, te inspiran y acogen millones y millones de opciones y oportunidades para creer que el mundo es más “el bien” que “el mal” y que en el futuro, llegará un día, en el que “mal, mezquino y horror”, sólo serán palabras que se verán utilizadas en las películas bélicas y de terror.

Completa, inimaginable y entusiasta

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